jueves, 15 de diciembre de 2016

¿QUIÉNES NOS DEFIENDEN DE LOS LOBOS?

                                          Imagen: loboun.blogspot.com.es


El otro día escuché a una persona decir que las farmacéuticas sintetizaban en laboratorios los equivalentes a principios activos de las plantas, pero como esas sustancias químicas, por mucho que se aproximen a las naturales no lo son, no son recibidas y procesadas debidamente por nuestros cuerpos. Es por ello, que todos los medicamentos que nos hacen tomar nos ponen en riesgo, nos alivian ciertos síntomas y nos van creando nuevas enfermedades con sus efectos secundarios. Esto es algo maravilloso para el negocio de las medicinas pues se aseguran enfermos de por vida, ahora se tratan una úlcera, pero se dañan los riñones, después se tratan los riñones y se perjudica el hígado, después el corazón, se le sube la tensión y toma otra medicina para ello, volviendo a darle caña a los riñones, etc. No soy sanitario, pero todos sabemos que es muy parecido a lo expuesto, y si no lo creen lean los prospectos de las medicinas que tengan en los cajones de su casa. ¿Por qué se permite a las empresas que pongan productos en la calle que son un riesgo para la salud?, ¿por qué hay tanta prisa y no se investiga un poco más?, ¿por qué no se emplean directamente los principios activos de las plantas en lugar de sintetizarlos en el laboratorio?, en definitiva, ¿por qué no se obliga a que las sustancias que venden legalmente no puedan mejorar unos síntomas mientras perjudican a las personas que toman esas sustancias? Digo mejorar, y hago hincapié en ello, porque sé que un principio de la industria farmacéutica es no curar sino dejar al enfermo en enfermo crónico, enfermo de por vida, cliente de por vida, ¡Eureka!
Con esta forma de ir por el mundo no vamos a ningún lado ni arreglamos nada, con el sometimiento de las autoridades de los países a las grandes multinacionales… ¡sí, boana!, solo seremos cada día más débiles y dependientes de esas empresas que llegan a dictar las leyes que los Gobiernos, aparentemente, legislan. Lo mismo que en el caso comentado sucede en diferentes ámbitos industriales, como por ejemplo en el de los equipos tecnológicos, ya que está de moda. Los fabricantes no dejan de poner en el mercado cantidad de aparatejos que en cuestión de meses quedan obsoletos o desplazados por otros que dan mayores prestaciones y la gente como loca hacen colas de noches enteras al raso para entrar y adquirir el nuevo terminal, la nueva consola, etc. ¿A dónde van a parar los equipos viejos, quiénes los recogen, quiénes los reciclan, a dónde va a parar toda esa chatarra o basura tecnológica? Contaminación, más contaminación y más polución, sin que nadie remedie lo que está sucediendo, porque lo último es ponerle algo de freno al disloque consumista actual. Nadie restringe la libertad industrial de dejar sus restos inservibles por campos, vertederos clandestinos, ríos o puntos limpios. Nadie obliga a las industrias a que retiren sus equipos viejos con una operación renovación, en la que los clientes deban entregar los equipos que se pretenden sustituir a cambio de una bonificación. No hay una ley que multe a una multinacional, cuyos productos aparezcan vertidos en un camino o en una vereda, pongamos por ejemplo.
Vivimos una sociedad rendida al favoritismo industrial aunque los aires se hagan irrespirables, las aguas se contaminen y las tierras se envenenen. La salud de la gente, la belleza de los parajes naturales, la limpieza de las propiedades comunes, parecen todos estos extremos no importarles nada a aquellos que deberían estar velando porque nada de esto sucediera, pero ya vamos un poco tarde.

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