miércoles, 7 de diciembre de 2016

UNA NUEVA CONSTITUCIÓN

                                                  Imagen:ForoCoches


Los cobardes de este país, los puristas de la ruina y la corrupción, defienden que no se ha de modificar drásticamente la Constitución, pero a la vista de los acontecimientos a los que ha dado pie un texto tan permisivo y al que todos acostumbran saltarlo a pídola; debe ser reformado, o mejor dicho, hecho de nuevo, incluyendo valores y normas actuales que no permitan la exclusión de parte de la gente, o que los dirigentes sigan burlándose de la población española.
En primer lugar habría que habilitar fórmulas informáticas o telemáticas para que la interacción de la población sea total, y podamos la ciudadanía intervenir en las propuestas que queramos nos rijan. Una nueva Constitución se tendría que abrir sobre el debate de sistema centralizado o descentralizado. De tal forma que se tiene que hacer desaparecer la duplicidad, por tanto, optamos por un Gobierno Central y desaparecen las Autonomías, o bien, optamos por gobiernos autonómicos haciendo desaparecer el Gobierno Central y la Monarquía. Y para inaugurar el cambio, habría que someterlo al criterio de la ciudadanía española. Somos mayores y nosotros queremos decidir sin campañas de unos y otros. Esos que desearían influir en las mentes del resto, que empiecen a darse cuenta ya, que solo son votos como el resto de españoles y españolas.
Por la experiencia de la democracia amañada, coja y corrupta que hemos tenido, ineludiblemente hay que incluir en una nueva Constitución, artículos que nos protejan frente a los ladrones de lo público. Cárcel sin límite de tiempo, ni permisos penitenciarios, hasta que no se haya devuelto hasta el último céntimo de lo sustraído o malversado.
Habría que incluir en una nueva Constitución la no prescripción de delitos, al que delinca, en cuanto se le pille, la paga haga el tiempo que haga. Además si el delincuente tenía una plaza de funcionario antes de ejercer en la política, irremisiblemente, pierde su condición de funcionario porque no es apto para trabajar en lo público… es un chorizo, no puede manejar lo que es de todos, ni cobrar de lo que aportamos entre todos. Y hay que acabar con los políticos corruptos que no sueltan el acta. Esta no será en ningún caso propiedad del político sino del pueblo, y es este el que tendrá la capacidad de revocar a cualquier cargo público que no cumpla adecuadamente con sus funciones.
Los cargos públicos serán vocacionales, así que primero tendrán una profesión de la que cobren, y por la función pública solo percibirán un SMI (Salario Mínimo Interprofesional). Veremos como adelgaza la Administración y se nos van todos aquellos que viven profesionalmente de la política, porque no saben hacer otra  cosa o vinieron a hacer negocio con lo público.
Como lo más importante ha de ser la gente, se tiene que crear un país para la gente, para la ciudadanía, no para clases elitistas, empresarios, constructores y banqueros. Hay que industrializar el país, y lo debemos hacer entre todos porque va a representar nuestro futuro y el de las generaciones que vienen. Hay que dar óptimas condiciones a los empresarios para que generen puestos de trabajo, pero  si dándoles las mejores condiciones no lo hacen para servirse del elevado número de desempleados para ofrecer trabajo basura y condiciones de miseria, la Administración central, si lo hemos decidido así, o autonómica, si fuera la elección, tiene que implantar industrias dirigidas por gente capacitadas y con méritos suficientes, convocadas en concurso para toda la ciudadanía y no por gente asignada por dedo o recomendación. De este modo nos aseguramos de un funcionamiento normalizado como cualquier otra empresa privada del país. Al mismo tiempo, los españoles nos debemos mentalizar en el consumo de nuestros productos, porque ello nos asegura la continuidad de la empresa y de nuestros puestos de trabajo.
Las autoridades tienen que velar por el bienestar de la gente, obligando a las industrias a que todos los productos, sobre todo los de consumo básico como alimentos y bebidas no incluyan sustancias nocivas para nuestra salud. Deben existir laboratorios públicos que analicen los productos ya existentes, como todos aquellos que se pretendan incorporar al mercado, que deben pasar el estricto control de calidad y seguridad.
Siguiendo en esta idea central que debe ser el objetivo de todas las leyes de un país, su gente, la Seguridad Social ha de integrar todas las modalidades de curación y terapias conocidas, para satisfacer los deseos de todas las personas. A los enfermos hay que tratarlos desde todos los puntos posibles (holísticamente), por eso han de intervenir todas las medicinas: alopática, homeopática, naturista, bioenergética, etc.
Las industrias de suministro de agua y energía han de volver a ser públicas, para que seamos nosotros los que pongamos los precios, concedamos los bonos sociales, o nos obliguemos a no dejar a nadie, que no pueda pagar dichos servicios, sin el bienestar y la protección que reportan.
El mundo ha cambiado mucho en los últimos cincuenta años, por lo que la Constitución de hace cuarenta años no se corresponde con las necesidades actuales. Es necesario ser más imaginativos y permitirse soñar con una sociedad mejor que la que tenemos, que está excluyendo cada día a más personas.

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