viernes, 10 de noviembre de 2023

DE VUELTA CON LA ALIMENTACIÓN

                                                      Imagen: www.aceitesdeolivadeespana.com

    Hace algunos años comenzaron algunos fabricantes españoles a incluir en el envase de sus productos, un sistema de valoración de la calidad nutricional, Nutriscore. Consiste en un logotipo o semáforo, como también se le conoce, con cinco letras y cinco colores, desde la letra A a la E y desde el color verde al color rojo. Por supuesto la letra A y color verde corresponde a la mejor calidad o más saludable (aportes nutricionales positivos), y la letra E o color rojo a la de menos calidad y menos saludable (aportes nutricionales negativos). A nivel orientación a los consumidores es algo bueno, pero yo siempre polemizo aunque no lo pretenda, porque pienso que las autoridades son permisivas desde el principio de los tiempos, ¿Por qué permiten poner alimentos y bebidas en los comercios, si tienen añadidas sustancias que perjudican la salud de los que las ingieren? Si la permisividad fuera nula, no haría falta establecer sistemas de orientación al consumo, un sistema que los clasifique en función de lo beneficioso o perjudicial que pueda llegar a ser para nuestra salud, ya tendríamos a unas autoridades competentes en materia de alimentación y sanitarias que estarían frenando y hasta prohibiendo que la comida basura y potencialmente peligrosa llegase a nuestras mesas.

    Todo va de esto, de dinero, de beneficios, de salud o enfermedad y de un mayor gasto sanitario para paliar las enfermedades provocadas por la ingesta de alimentos perjudiciales para la salud. Comer basura produce obesidad, problemas cardiovasculares, desnutrición, diabetes, cáncer, etc. Hay que volver a preguntarse por qué las autoridades lo permiten, por qué se antepone la obtención de las ventas y los beneficios a la salud de la población. Cuánto paga la industria de la comida basura a los puestos claves de los gobiernos de las naciones para que su mierda esté en todas las estanterías de sus ciudades y de sus países. Si se sabe, por qué no se hace nada o casi nada. Si algo daña la salud, no se puede comercializar tan alegremente. No basta con que te pongan en el envase que es E, o como en las cajetillas de tabaco que Mata. Hay que tener vergüenza y conciencia, para actuar contra esos productos adulterados, atiborrados de aditivos, o confeccionados con productos y sustancias insanas. Hay que retirarlos del mercado y vetarlos. Hay que exigir que sean productos que no puedan dañar la salud de sus consumidores, si quieren llegar a las estanterías de los comercios.

    Por otro lado, apartándome del sistema de clasificación descrito, basándome en ideas propias, ya no somos los hombres y mujeres de las cavernas, estamos en evolución, también en el asunto de la alimentación, creo que podemos alimentarnos sin asesinar animales. La vida es solo vida, y a los animales les asiste la misma vida que nos asiste a cada uno de nosotros, al tomar conciencia se evita eliminar vida porque no tenemos ningún derecho a hacerlo. Es más, diría que solo deberíamos alimentarnos de frutas y frutos secos, que este sería el mayor respeto a la vida. Y por otro lado, para terminar de cuadrar el círculo, diría que si se investigase y se llegase a concentrar todo lo que necesita el cuerpo de manera natural en una pastilla, nos evitaríamos muchos quebraderos de cabeza y pérdidas de tiempo. Este último párrafo es por polemizar un poco y tratar de hacer pensar a algunos. Saludos y buen día a todos.

    Seguiremos...

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