No tiene sentido que muchos países sigan gastando millones de euros o dólares, o de la moneda que sea, por ejemplo en armamento o investigación espacial, por citar dos sectores que bien podrían pararse hasta que todos los pueblos vivan dignamente, con todo lo que básicamente nos hace falta: alimentos variados, medios para cocinar, para asearse, agua potable que beber, un hogar mejor o peor donde resguardarse de las inclemencias del tiempo y donde descansar. Esto ha de ir por los que menos tienen y más necesitan, porque no tiene sentido seguir viviendo egoístamente mientras se ignora a una buena parte de la humanidad. Es ilógico y terriblemente salvaje que una parte de la población tenga dinero para emplearlo en cosas superfluas, mientras otra parte de la población mundial se muere de sed o hambre, y otra buena parte de la población viva sumido en el horror de las guerras y las represiones en un mundo al que llaman tercer mundo, dirigido por dictadores crueles y jaleados por países occidentales que se proclaman como países democráticos y civilizados.
Los demás nos importan, los demás son seres como nosotros y la acción solidaria auténtica, no la del camión con ayuda escasa, brilla por su ausencia. A los pueblos más atrasados hay que apoyarles y enseñarles para que adquieran el nivel cultural y tecnológico adecuado para que puedan comenzar a progresar, no son los nuevos esclavos del primer mundo, que es lo que pretenden muchos. Son personas como nosotros, tienen los mismos sentimientos, sufren las mismas carencias, están abandonados a su suerte y sumidos en la miseria. Están condenados al ostracismo, al olvido y son considerados solo como animales de carga, mano de obra para las tareas más pesadas y penosas. Se les usa, se les explota, se les agota, y se les tira, se les deja tirados, ya no sirven, se les deja morir. Esto sucede todavía hoy, no es ficción, no es una película, se está dando en muchas zonas del mundo. Todos los días podemos ver documentales en los que hay poblaciones en las que los más pequeños no pueden asistir a la escuela, tienen que salir al amanecer para ir a vertederos a pelear con otros por coger algo que pueda proporcionarle algunas monedas, respirando basura, metido en basura, contaminándose cada día, pasando hambre, hiriéndose, infestándose, sin el aseo ni la atención sanidad precisa, enfermando y no pudiendo permitirse quedar en casa porque si no sale, ni él ni su familia come ese día, aunque sea un mendrugo de pan.
Esto está ahí, está presente, pero hoy hay gente que va a gastar millones en un auto de lujo, en una vivienda de lujo, en mantener un cacharro dando vueltas en una orbita o en un Planeta lejano para que nos mande cuatro fotografías, o van gastar millones en proveerse de lo último en armamento para aniquilar a muchas personas y destruir muchas ciudades, sin el menor pudor o arrepentimiento, sino celebrando la victoria de haber consagrado una masacre y haber eliminado miles de vidas. ¿Es el ser actual, un ser sin conciencia? Podría parecer que así fuera, ¿no lo creen ustedes? Esto no va de enfrentarnos con otros sino de tomarle la mano al otro y ayudarle a caminar a nuestro lado.
Seguiremos...
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