sábado, 24 de junio de 2017

SOLUCIONANDO LAS RELACIONES LABORALES




Lo primero que ha de hacer España es poner un SMI propio a un país, que como dicen, está creciendo por encima de la media de la UE. Algunos se atreven a decir que es el país de la UE que más crece económicamente. Si esto es así por qué no se aplica un SMI como corresponde a los de arriba, a los que procuran mayor bienestar a sus ciudadanos: Francia 1480 €, Alemania 1498 €, Bélgica 1531 €, Países Bajos 1551 €, Reino Unido 1396 €, Irlanda 1563€ y Luxemburgo 1998 € (Datos de Expansión del 15 de Abril de 2017).
Las empresas siguen aprovechando la crisis para dar de baja en sus plantillas a trabajadores con muchos años de servicio y salarios altos, para contratar temporalmente a gente joven con salarios, que una vez descontados gastos de transportes y valorados los esfuerzos, horarios y tiempo de trabajo que no cobran; casi le tienen que poner dinero para decir que están trabajando.
No hay una inspección de trabajo seria o no la hay, y si la hay que me consta es así, deben estar todos los inspectores sentados cómodamente en sus despachos, entretenidos con sus ordenadores y recibiendo una buena ración de aire fresco, porque tal vez tengan órdenes de no presionar a ninguna empresa, no perseguir el fraude laboral de ningún empresario y cosas así. ¿Qué quiero decir con esto?, pues que sin la ardua labor de la inspección laboral, los empresarios se ríen de los trabajadores, de las leyes, de la Seguridad Social y de Hacienda; en definitiva, se ríen del Estado de derecho, lo pisotean, tal como hacen con los trabajadores.
Este pilar de la Administración o se pone a trabajar de una vez, o los contratos entre empresas y empleados son palabras al viento… papel mojado. De lo cual solo se desprende abuso de poder y miedo por parte del trabajador, que continuamente teme perder lo poco que le ofrecen. ¡Es una situación injusta y denigrante!, casi siempre te hacen un contrato por menos horas a las que te obligan a trabajar, y el resto de horas trabajadas no las abonan ni las declaran. Lo de muchos empresarios es una tomadura de pelo desmesurada, respaldada por la Inspección de trabajo que no funciona. ¿Por qué no anuncian constantemente por TV un teléfono gratuito, que no deje rastro, como con la violencia de género, para que los trabajadores que sufren explotación la puedan denunciar sin temor a represalias? Se me ocurre que si todas la empresas estuvieran obligadas a tener una cámara de televisión grabando la entrada del personal, así como estuvieran obligadas a tener un reloj para registrar la llegada y salida de los trabajadores; los inspectores podrían pasar de cuando en cuando por las empresas de las que llamaran sus empleados y comprobar los contratos, las nóminas, las horas dadas de alta de los empleados y las horas reales de trabajo.
Insisto, lo primero que ha de ocurrir es que la Inspección de trabajo tenga suficiente personal, un teléfono habilitado para la ciudadanía que no deje rastro y, por último, ganas de trabajar en favor de la gente. Lo segundo es que ha de haber una ley severa que castigue al empresario que incurra en fraude de ley, que es como están una buena mayoría de ellos. Hasta ahora solo he hablado del tiempo de trabajo, el fraude en la contratación y las horas que se trabajan y no te las pagan, pero hay cantidad de particularidades: mal trato, abusos, acosos, amenazas, no dotar al trabajador de todo lo necesario para preservar su vida y evitar los riesgos físicos, obligar a trabajar en condiciones nocivas y peligrosas para la salud: altísimas temperaturas, ruido espantoso, ambientes polvorientos, cancerígenos, alturas inadecuadas, etc. Todo está bien legislado, pero si nadie vigila que se esté cumpliendo lo exigido por ley, los desalmados se aprovechan del desmadre. El teléfono gratuito y que no deje rastro, atendido por inspectores eficientes, pondría fin al fraude en las relaciones laborales. Para terminar, expondré otra idea que se me ocurre debería ser una práctica habitual: la Inspección de trabajo tendría que estar, periódicamente, celebrando reuniones a solas con los trabajadores de las empresas, para conocer de primera mano cómo son esas relaciones. Inspección es una parte de la Administración pública, a la que sostenemos con nuestros impuestos entre todos, como siempre, para asegurar nuestro bienestar.

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