Ayer dijo la radio que el próximo año empieza a operar una empresa que ofrecerá viajes espaciales, cuyas naves se lanzarán desde algún punto de Sevilla. Hay dos aspectos que me llaman la atención, uno de ellos es la chatarra espacial en orbita y el peligro que ello representa para estas arriesgadas misiones con fines comerciales y turísticos. En segundo lugar, es inevitable que no llegue a mi cabeza las escalofriantes cifras de dinero que destinan a estos negocios, y la total ignorancia que se tiene a nivel mundial de la pobreza en algunas zonas del Planeta. De nuevo la solidaridad, la compasión y el amor por la humanidad hace aguas, primero el ánimo de lucro de ciertos señores, y muy posteriormente alguna lágrima de cocodrilo por algún tema vital que afecta a poblaciones enteras del Planeta. Es un sinsentido y una muestra más de la inhumanidad y el egoísmo de algunos, así como la insolidaridad de los Gobiernos mundiales que no obligan a atender los problemas de la civilización antes de emprender misiones locas, o jugar a construir ciencia ficción e investigación extraterrestre.
¿Cuánto se va destruir y empeorar antes de poner soluciones a la humanidad? ¿Cuántas miles de toneladas más van a dejar flotando y girando a toda velocidad en el espacio exterior de la Tierra? ¿Cuántas actividades más van a dejar las autoridades se vendan con peligro para la vida de sus participantes? ¿Hasta dónde llegará la locura del ser humano? ¿Hasta dónde el mermado uso de su inteligencia? La verdad es que es para hacerse estas y cientos de preguntas más, no se le ve el fin a tanta imbecilidad. No es cuestión de estar en contra del progreso, sino de alinearse con lo que toca, y desde hace décadas toca atender a la gente que menos tiene y más necesita. Toca hacer progresar a esos pueblos sumidos en la más absoluta pobreza, a esas personas que mueren de hambre y sed, o por enfermedades erradicadas en el resto del mundo, por falta de medicinas y atención médica. Toca ayudar, cooperar, arrimar el hombro, delinear un nuevo modelo mundial y social donde todos tengan cabida, en el que a todos nos consideren iguales y a nadie se deje atrás. Toca acabar con los asesinatos que unos países cometen sobre otros, toca acabar con las invasiones y con los saqueos de recursos. Toca amar a la humanidad, a la Naturaleza, a todos los seres vivos. Toca apostar por la vida y no por la muerte.
El turismo espacial puede esperar porque no solventa ningún problema de la humanidad, primero hay que conseguir el pleno empleo, la paz en el mundo, la erradicación del hambre, la cobertura sanitaria, la igualdad a todos los niveles, alegrarse de lo bien que le vaya al vecino y del bien que nos alcance a nosotros. Hay que desear lo mejor para nuestro prójimo. Hay que llegar a amarle. Como ven hay mucho por hacer y por evolucionar como ser humano y como especie. Tenemos las capacidades para ello, no hablo de nada del otro mundo, ni hago ciencia ficción como pretenden los de los viajitos estelares. Es una pena lo que estamos haciendo como humanidad en el tiempo que nos ha tocado transitar por aquí.
Seguiremos...
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