¿Quieren ustedes saber de una
zona de Sevilla intransitable peatonalmente, incomoda e imposible si vas con
una silla de ruedas? Por increíble que parezca es un parque industrial-empresarial
con un movimiento bestial, que agrupa a cantidad de negocios de todo tipo, con
gran afluencia de tránsito rodado en todas direcciones y carente totalmente de
accesos para personas con movilidad reducida. Las barreras arquitectónicas están
por todos lados, a la izquierda, a la derecha, si deseas cruzar la calle, si
deseas incorporarte a la acera, si pasas por la entrada a parkings de los
edificios de oficinas porque suelen tener cotas diferentes y hay que salvar
alturas entre los diversos pavimentos… ¡un desastre de planificación urbanística!...
nada pensada para las personas, impera o se ha preservado en este parque
empresarial el derecho de los vehículos a motor. Estos abundan para donde
quieras que mire, están en doble fila por doquier, es evidente que hay súper
población, falta de aparcamientos y falta de espacio útil para las personas,
todo está bastante masificado en este parque.
Ya es hora de que os diga de qué
parque hablo, me estoy refiriendo al PISA en Mairena del Aljarafe, un lugar no
pensado para las personas, menos aún si padecen una movilidad reducida y
necesitan el uso de sillas de ruedas o pequeños vehículos eléctricos, pues
sencillamente no podrán circular por las aceras ocupadas por automóviles, los
continuos desniveles, la falta de rampas para cruzar las calles, etc. El
Ayuntamiento de Mairena que debe estar cobrando una buena tajada a los empresarios,
y como indican las normativas al efecto, deberían ponerse manos a la obra para
acondicionar el recinto a la ley y a las personas, nunca mejor dicho.
Si la persona que va en silla de
ruedas está impedida de seriedad y no puede abandonar su medio de transporte o
movilidad, mejor es que busque lo que desea en otra zona comercial o industrial
de Sevilla. Si tiene que trabajar en este parque industrial, será un horror
encontrar aparcamiento si su empresa no tiene uno privado. Nosotros, esta
mañana, tuvimos que salir del parque y en una calle exterior, a una buena
distancia tuvimos la suerte de encontrar uno de los pocos huecos libres para
dejar el coche. No os digo nada cómo fue la vuelta hasta el parque con mi madre
en silla de ruedas, no quiero pensar en que tuviera que alcanzar el parque
industrial una persona sola en su silla de ruedas…¡Imposible! El acerado todo
levantado, las losas se movían y no había dos que estuvieran al mismo nivel o
emparejadas. Las rampas eran inexistentes y hasta una farola estaba colocada en
el centro de la estrecha acera, tanto era así que la silla no pasaba, mi madre
tuvo que levantarse pasar a pie agarrada por mi padre y yo tuve que bajarme de
la acera para bordear la farola con la silla. Cada vez que necesitábamos
cambiar de acera era un show, mi madre con ayuda tenía que abandonar la silla, bajábamos
los bordillos y al otro lado, una vez subida la silla, ayuda para sentarse y
continuar hasta el próximo obstáculo, que no solía estar muy lejos, no más de
diez o veinte metros nos separaba de él.
Lo de esta mañana me ha recordado
la Sevilla o la España de hace cuarenta años en la que los proyectos urbanísticos
ignoraban a esta minoría de personas que lo tenían enormemente más difícil para
hacer gestiones, y muchas veces es imposible realizarlas por los impedimentos
del diseño viario. Parece mentira que las soluciones tarden tanto en llegar y
las autoridades sean tan pasivas.
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