miércoles, 22 de febrero de 2017

LAS IDEOLOGÍAS FRAGMENTAN

                                                         Imagen: Minuto30.com


Hay un problema en el mundo político mundial, que está fraccionado por partidos e ideologías diversas. Con esto sucede, que unos van contra otros haciendo una defensa de esas bases de pensamiento; por tanto, dando lugar a luchas que distraen de lo que debe ser la labor fundamental del político, colaborar para mejorar la situación del país, en todos los sentidos posibles, que son todos los que afectan directamente e indirectamente a la ciudadanía. Eso de los partidos políticos es un tremendo error, solo debería existir el político, la persona con vocación para conseguir el bienestar general de todos, sin diferencias de clases o condición social. De esta manera, todos arrimarían el hombro en pro de la consecución de unos objetivos comunes para todos.
Habría que hacer comprender que la lucha de banderas, de colores y de ideología nos lleva a la guerra, y todos conocemos los efectos de la devastación que producen los enfrentamientos bélicos. Todos sufren, nadie gana, todos pierden. Este es el resultado de los partidismos y la defensa de las ideologías. Por encima de ello está la condición de ser humano, la necesidad de sobrevivir, de tener lo necesario para existir y si podemos hacerlo lo mejor posible, pues que así sea, ¿no les parece? Esto puede conseguirse si todos los implicados van a una y solo piensan en lo que es mejor para la gente, no para cierta gente, ni pensando en exclusividad o con la mente secuestrada, que es como se encuentra la mayoría de los que tendrían que dar soluciones a los problemas de la gente y del país. Los gobernantes, o los que aspiran a ello, deberían no tener miedo a nadie, pues de lo contrario se achantarán y someterán a aquellos a los que les tienen miedo; es cuando comienzan a gobernar aquellos y no los políticos elegidos por la gente.
Creo que algo se debe ir comprendiendo de lo que expongo y hoy hay mucho, pero de todo lo contrario. Por eso el circo parlamentario no deja de ser un reñidero de pollos de pelea, que se tiran los trastos como show para convencer a la gente y que les voten, por ser más irónicos o más feroces desde la tribuna; pero eso no soluciona los problemas de la gente, ni hace a España un país mejor. Tampoco hablo de hacer España mejor como una competición contra otros países, que como verán ni les nombro, no porque no me importen sino que antes de abordar proyectos más complejos o colectivos, se deben solucionar las cosas dentro de casa. Debemos ponernos a un nivel de satisfacción general suficiente y sin carencias, para poder acometer empresas mayores en colaboración con otros Estados. Empresas mayores siempre para conseguir mayor bienestar para la gente. La política no debe tener ningún otro fin, mucho menos la perpetuación como partido político de ciertos colectivos, porque como dije es fragmentar, romper la hegemonía grupal que hace falta para que todos luchen conjuntamente por unos objetivos comunes, que vuelvo a decir es el bien de toda la ciudadanía, sin exclusión ni marginación de ninguna clase. Ha de ser la consecución de una sociedad justa y lo más igualitaria posible, al menos en cuanto a oportunidades, redistribución de la riqueza, etc.

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