Dicen las noticias que el asesino del machete, el que actuó en Algeciras estos días atrás, entró hace cuatro años con una moto acuática de forma ilegal, que era conocido de los cuerpos de seguridad, y que le vigilaban por tener sospechas de una posible radicalización. Digo yo, que la vigilancia no debía ser muy estrecha cuando el resultado ha sido el ya conocido de asesinato de un monaguillo y varias personas heridas. Por otro lado, ante el peligro que representan fanáticos como ése, la policía debiera en esos cuatro años de haber efectuado un registro en su domicilio y propiedades para conocer el alcance de la radicalización del individuo, y aunque su situación hubiera seguido siendo ilegal, descartar el peligro que albergaba.
Yo soy más partidario de que se eliminaran las fronteras tal como se entienden hoy en día, no solo el límite de tierras entre un país y otro, sino un espacio que no se puede atravesar sin la burocracia pertinente e impuesta por los Estados de ambos lados de la línea imaginaria y convenida. Creo que el hombre pertenece a la humanidad, y que la humanidad es la ocupante del Planeta, y que nadie debiera poner puertas al campo, por usar una frase popular, pero que a mi entender recoge perfectamente lo que deseo decir. El problema viene cuando individuos como ése y otros muchos, no solo islamistas, son capaces de cometer actos salvajes, llegando a asesinar a otros seres en nombre de sus dioses, aquellos por los que les han lavado el cerebro a tal punto, que les hace individuos inviables para compartir civilizadamente espacio con otras personas que creen o viven de maneras distintas a como ellos entienden deberíamos vivir todos; ese es su totalitarismo dictatorial, que tratan de aplicar allá donde residen, sea o no su tierra de origen. O sea, respeto no tienen ninguno por los demás, y aunque no sigo ninguna religión, entiendo que de ser verdad alguna de ellas, se tendría que fundamentar en el amor, por lo que no caben actos tan aberrantes y salvajes como los sucedidos. Cuando esto ocurre ya no estamos hablando de religión sino de fanatismo y militarización, son como ellos mencionan soldados de tal o cual ocurrencia, pero nada que ver con la práctica de una religión, con la interiorización, con el desarrollo del ser humano y el amor y el respeto por los demás. Están en la tiniebla, hay intereses ocultos de un poder que les convencen para que crean desestabilización y miedo allá por donde transiten.
Les absorben la mente, se apoderan de sus cuerpos, de su voluntad, se robotizan, les programan como si fueran seres no sintientes para que hagan daño por el mundo, porque de ello resultarán beneficios en el más allá. Venden humo y muchos se lo creen, pero creer no es malo, y que cada cual crea lo que le venga en ganas, pero hay un principio primordial y humano, colaborar para mantener la vida de uno y de los demás, en la medida que podamos, porque el nuestro es un caminar juntos por ocupar el mismo espacio y tiempo, por pertenecer a la humanidad, y por ser todos iguales, lo mismo, la misma energía de vida. Es así, pero algunos no se llegan a enterar, no lo comprenden, se dejan influenciar y no piensan por ellos mismos. Cuando alguien le hace daño a otro, se lo está haciendo al conjunto y a sí mismo. Queda un camino largo por recorrer, pero por lo que vemos, a unos les queda más que a otros.
Seguiremos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario