domingo, 29 de enero de 2023

LA ETIQUETA COMUNISTA

 

                                                             Imagen: www.pinterest.com

    Cuando hablas de repartir riqueza, de un Estado que intervenga para obtener el bienestar de la gente, incluso en lo privado cuando así lo requiera la situación de abuso por parte de los poderosos y para paliar la pobreza de la población, falta tiempo para que los programados de esta sociedad capitalista y avariciosa griten y se tiren de los pelos ante el horror, de lo que ellos interpretan como ideología comunista. Desear que todos nos equiparemos más y vivamos mejor, sin tanta diferencia de clases, o lo que es lo mismo: sin tanta lujuria y privilegios de unos conforme a lo que reciben otros, es un pecado mortal y motivo de todo tipo de críticas, que si Venezuela, Cuba, China y no sé cuántas tonterías más le salen a algunos por su pulcra boca.

    Rápidamente etiquetan y hacen comparaciones, pero solo trato de humanizar el medio en el que vivimos, la sociedad mundial, la que supuestamente formamos todos los seres humanos que habitamos el Planeta. Ante estas ideas reaccionan con prontitud, pero no hacen lo mismo para defender o hablar por los que se van quedando atrás en la más terrible miseria, muertos de hambre y miedo de morir por las dramáticas circunstancias de sus países o territorios en los que habitan. La gente tiene su mirada puesta en el Porsche, en el Rolex, en la BMW, en la ropa y el calzado de marca, en los móviles de última generación, en ir de copas y fiestas, viajar y contar sus proezas o hablar de sus pertenencias; lo que les ocurra a los demás, como dicen, ese es el problema de los otros, como si a ellos no les afectase. Con esa conducta el mundo está como está y sucede todo lo que sucede, por la desconsideración tan horrible que subyace en el seno de cualquier sociedad enfocada, en gran medida, en el dinero. El ciudadano bien programado en el asunto capitalista se olvida de cómo lo esté pasando el de enfrente, tiene suficiente con atender sus negocios y vigilar su dinero en bolsa u otras inversiones. Su problema es rentabilizar al máximo su capital y propiedades. Lo mal que esté el mundo, no va con él.

    Cuando defiende este punto de vista más generoso hacia el conjunto, no solo hacia unos pocos, se te lanzan al cuello, vienen buscando tu yugular, según ellos les quieres hacer vivir como donde aparentaron ser una cosa para no dejar de ser una dictadura mala para sus pueblos y provechosa solo para el que dictaba. La gente se confunde apenas oye algo a favor del reparto de riqueza, beneficios, de tener sueldos más equiparados, de que los gobiernos intervengan en favor de la población en general; de inmediato sueltan toda la retahíla mencionada de comparaciones con países donde sus dictadores han robado mucho, amordazado  y empobrecido a la población hasta límites vergonzosos. No hablo de eso, no deseo ser ningún país de esos, ni siquiera me muevo por una ideología adoptada o aprendida, hablo por mi sentido común, desde mis sentimientos. Veo a la humanidad como una gran comunidad de seres que tienen derecho a vivir bien porque hay recursos y tecnología suficientes para que eso puede ocurrir así y sea una realidad. Me importan los demás y tengo presente sus circunstancias, su pobreza, su dolor, su hambre, su miedo y sus innecesarias muertes tempranas. No me ciego con nada de marca, trato de ser un consumista moderado y consciente, quiero vivir dignamente, pero no mejor que otras personas y no me importa que haya otros que vivan como yo. No quiero destacar, sino que no haya otros que lo pasen peor, los adelantos en todos los ámbitos de la ciencia y la tecnología han de ser para todos por igual. Competir no es el camino para asegurar la felicidad de la humanidad, sino la cooperación, la colaboración, la paz y llegar a amarnos. Esto está a otro nivel, perdonen que lo tenga que acentuar, pero por eso rechina a algunos y no lo vende la sociedad capitalista que excluye a seres humanos de sus planes.

    Seguiremos...

    

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