El sistema político-judicial actual está diseñado y convenido para que la impunidad de los mangantes de cuello blanco y guantes del mismo color, puedan robar a placer sin que les suceda nada o casi nada. Se les señala y de ahí no pasa la cosa, se conjugan los astros de la justicia y la política para que todo el asunto quede afinado, se pongan cuantas zancadillas sean posible y aquello no avance ni a la de tres hasta que el tiempo haya sido rebasado, o sea, el robo prescribió. Así de cruda es la realidad de la delincuencia de altura de este país y de la fiscalía y justicia en general que debiera actuar para prevenir y condenar la corrupción institucional, política y personal de esos individuos que se han creído por encima del bien y el mal. Pero esto no queda aquí, hay responsables, además de los que perpetran la delincuencia en modo de corrupción, siempre hay políticos comiendo de nuestro dinero y un gobierno, por lo general, del bipartidismo, que aunque a uno se le tilde de conservador y a otro de progresista, ni lo uno ni lo otro es real o hace justicia, pues ambos dan cobijo a las ratas que albergan o han albergado sus partidos. Ambos partidos soportan la ley de prescripción de delitos como salvoconducto de los ladrones de sus filas. Ambos nombran jueces para obtener sus favores en el caso de verse envueltos en los frecuentes lances de corrupción que protagonizan los políticos de ambas tendencias idealistas, que para salvarse y evadir la justicia, enmarronarla y anularla, es para lo que se ponen de acuerdo.
No nos representan ni nos sirven, se representan a sí mismo, a los suyos, y se sirven a ellos mismos en el deseo de pillar cuanto más mejor. En todo caso sirven a los intereses de gente poderosa que saben bien cómo compensarles por aplicar las políticas que mejor les van a esa gente. Prestan la cara, pero tienen vendidas sus almas a la maldad del capitalismo, y alquiladas sus mentes a los propósitos de enriquecimiento rápido, haciendo uso de casi todos los procedimientos delictivos conocidos y algunos que ya se inventan ellos solitos.
No permiten que haya separación de poderes, los jueces son como una red clientelar de los políticos, puestos y nombramientos que pagan con favores, con prevaricación y con miradas hacia otro lado. Nunca ven caso cuando el que está implicado es un cargo público de algunos de los dos partidos de la vergüenza. Demasiados cargos del PP y del PSOE han delinquido y no les ha pasado nada, están en la calle, y cuando les encierran, buscan la excusa perfecta para dejarles en libertad a los cuatro días. Ninguno cumple la condena, si es que les llegan a juzgar. Están muy malitos para estar en la cárcel, pero no lo están tanto para llevarse todo el día haciendo negocios en la calle. Cientos de casos prescritos hablan de cómo está la justicia en España, de cuantos palos se ponen en la rueda para que no se puedan llegar a investigar a fondo y condenar a los culpables. Se llevan el dinero, se lo quedan, nos roban en definitiva, nos quitan horas de trabajo, de secuestro laboral, de tiempo de estar con nuestras familias o hacer lo que nos dé la gana, y no pasa nada ni nadie devuelve lo robado. Esta ley la permiten los partidos del bipartidismo, que son los que han legislado en solitario y con mayoría absoluta en algunas ocasiones, pero a los que no ha interesado cambiar las normas porque les va bien para asegurar su fuga tras el atraco a mano armada cometido contra lo que es de todo.
Seguiremos...
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