El anterior escrito lo titulé la sanidad y los políticos, ahora toca la guerra y los mismos, porque esta gente en lugar de velar por el bienestar de las personas, lo enredan todo a espalda de la población a la que dicen representar, y tratan de convertir cualquier situación, ocasión o circunstancia en motivo de negocio. ¿Son conscientes del daño que provocan con sus impulsivos actos en favor del dinero? Un dinero que además va a repercutir mínimamente en el beneficio de las arcas públicas, ya se las ingenian para trasladarlo a fondos del partido para campañas electorales, renovación de sedes aunque se paguen con dinero negro, cuentas en paraísos fiscales, que ya blanquean a través de empresas pantallas, eludiendo la acción de la justicia y de Hacienda. Este es el plan con estos caraduras, pero ahora se están metiendo en contramano con el asunto de las armas y los tanques servidos a Ucrania. Rusia está más cabreada que un indio sin caballo y vuelve a amenazar muy en serio por ese respaldo de OTAN a Ucrania. Esto empieza a parecerse al cuento del lobo, que viene el lobo, que viene, y ya de tanto decirlo nadie se lo creía hasta que vino.
Ya es una desgracia no haber sido capaces de negociar, pactar, acordar o dialogar medidas que hubieran evitado la fatídica guerra, para encima estar arrimando leña al fuego. Todos los buitres están en ese plan, alimentando la candela para que se apague cuanto más tarde mejor, así hacen más negocio, hay más destrucción y con ello más motivo de reconstrucción y Ucrania se endeuda más con los buitres servidores de armas y tanques. La misión del resto de países mundiales sería estar continuamente haciendo presión a ambos mandatarios que dirigen la guerra desde sus bunkers o despachos, disponiendo de miles de vidas ajenas, para que cesen en sus hostilidades, no continuar sirviendo material bélico para que las muertes y la destrucción no paren.
Ninguno es mejor que el otro si no plantea abiertamente y de hecho, que no desea continuar con la masacre. Tampoco se pueden imponer medidas de aislamiento tales que las repercusiones las sufran los de siempre, la población ajena e inocente de cada uno de los países implicados por voluntad de sus gobernantes. ¡Malditas sean las armas y el primero que las inventó! ¡Malditos sean todos los que emplean su tiempo y esfuerzo en conseguir artilugios mortales en esta competición de hacer más daño que los demás! ¡Malditos sean todos los que viven de las ganancias de este sucio negocio, oscuro, corrupto y tramposo!
No sé si algún día algunos en cargos influyentes pensarán, se harán conscientes del daño que aportan al mundo con sus actos, ¡ojalá llegue pronto ese día! Sería deseable que se prohibieran todas las armas en el Planeta, que se borraran todas las fronteras de los mapas, que se olvidaran todos los rencores, que se esfumaran todos los odios y llegara un nuevo tiempo de paz y amistad. El conjunto de la población mundial tiene todo cuanto necesita para vivir bien proporcionado por el Planeta. Hay recursos suficientes para repartir entre todos, siempre que algunos no se obstinen por acaparar cuanto haya en algunas regiones del globo. El centro de la vida no son los beneficios ni los negocios, es la propia vida, es el amor, la amistad, la colaboración entre los seres humanos, el respeto a la vida del otro y a la de uno mismo. No tiene sentido la rivalidad fomentada por la sociedad egoísta y materialista. Habría que reorganizar todos los principios por los que actualmente algunos imponen que nos rijamos. No vamos bien y los políticos, tal como los conocemos, nunca van a ser la solución.
Seguiremos...
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