Dicen que tenemos un problema con la mano de obra, si hablan de sanidad, dicen que faltan médicos o enfermeros. Si hablan de hostelería, dicen que faltan camareros, y que los traerán de Marruecos. Si hablan del campo y los cultivos, dicen que falta mano de obra recolectora, y suelen contratar también a inmigrantes. Dicen que los trabajos que no quieren hacer los españoles, son aquellos que hacen las personas venidas de otros países. Si tenemos una cifra elevada de personas desempleadas, habrá que buscar la forma de que todos podamos trabajar, aunque se puede entender que todos no seamos los más idóneos para desempeñar ciertos trabajos y se deba ajustar siguiendo un orden lógico, como pueda ser selección por edades y estado físico, por ejemplo.
Una vez más, diré que a todas las personas perceptoras de alguna ayuda, subsidio o prestación, se le debe exigir una ocupación para la sociedad, en proporción, en cuanto a tiempo, al importe concedido, comparado a una jornada de trabajo normal de ocho horas y a un salario mínimo en la proporción a la que se encuentre en cada momento. Asimismo, si hace falta mano de obra para lo citado anteriormente, al menos en los puestos a los que cualquier persona pueda acceder, por no exigir una formación concreta y universitaria, hay que seleccionar gente del desempleo para desempeñar el trabajo de que se trate. Primero es necesario disminuir todo lo posible las listas de personas que queriendo trabajar, no encuentran trabajo. Hay que legislar para que el mecanismo de contratación pase siempre por las listas de parados, seguro que hay personas válidas para desempeñar las funciones requeridas por los empresarios. Hay que vigilar para que esas contrataciones no caigan en fraude de ley, tengan salarios dignos, regulados por ley, y jornadas de trabajo que no excedan la establecida por ley. Hay que evitar la explotación, legislando para proteger realmente al denunciante de abusos y fraudes, por supuesto siempre que todo se demuestre y se compruebe.
De esa manera no haría falta cubrir puestos con personas traídas expresamente para trabajar en temporadas, si hay personas en las listas del paro. Habría que vigilar muy de cerca por qué ciertos empresarios prefieren contratar mano de obra extranjera, lo dejo ahí y que sean las autoridades las que indaguen. La mano de obra de inmigrantes insertos en nuestra sociedad por los motivos que fuere, trabaja o está desempleada, y debe ser tratada como los demás, tal como he indicado, con los mismos derechos y obligaciones que el resto, y no debe ser motivo de abuso en sus trabajos.
Tenemos la espada de Damocles de la globalización, y es que en todos los países no se trata del mismo modo a los trabajadores. Hay países que explotan a sus trabajadores, cómo se compite con los productos elaborados, cultivados o recogidos con mano de obra barata. ¿Cómo se iguala la productividad, la calidad y los precios? La competitividad no es buena en términos comerciales, pues tiene una repercusión directa en las calidades, los productos se tornan peores para lograr precios más bajos y mayores ventas. Es un engaño, incluso para los consumidores que creerán estar comprando mejor, cuando adquieren menor calidad al tiempo que fomentan las relaciones laborales precarias en los países de origen de los productos. Lamentablemente, la industria o la empresa, solo sabe de rentabilidad, producción, coste de materias primas, coste en mano de obra, coste de energía empleada, coste de mantenimiento de maquinas, etc., y fija los precios de sus productos con el margen que pretende obtener de los mismos. Todo ello lo hace analizando la competencia e investigando como abaratar su fabricado. Se trata de vender más que la competencia y obtener cuantos más beneficios, mejor. Todo ello vulnerando el respeto por las condiciones pactadas con los empleados y a costa de la salud de los mismos.
Seguiremos...
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