Todas las leyes al final de la legislatura, a leyes por semana, ahora hay prisas para crear en el imaginativo colectivo que el Gobierno se esfuerza por la ciudadanía, aunque los que pensamos por nosotros mismos sabemos que no es así. El poder está invertido y nos lo han usurpado, esa es la realidad, el ancho del embudo es para los políticos, las Instituciones y muy por encima de ellos un clan de poderosos, que les mueven los hilos como si fuesen títeres. Ni las normas ni los tiempos los marcamos nosotros, salgamos o no a las calles, nuestros empleados los policías obedecen órdenes de los políticos y éstos mandan cargar contra la ciudadanía en el momento que la presión es alta, o no les interesa que la fuerza de la gente sea reclamo para que otros ciudadanos secunden las protestas, o se haga eco como noticia en los medios de desinformación y manipulación masivos.
Por lo tanto, tanta ley al filo de las elecciones, es como bastante sospechoso de esconder una intencionalidad de captación de votos. Lo que sucede es que hay otros agentes ocultos, infiltrados podríamos decir, que funcionan al margen y alteran el orden lógico de las cosas y se esfuerzan por demostrar a la ciudadanía que las leyes son chapuzas, a pesar de ser complejos tochos ilegibles, que no se llegan a comprender, y que en lugar de simplificar, obedecen a cientos de interpretaciones, desembocando directamente en errores judiciales más o menos a propósito para que continúe la lucha por los votos, que es el fin de todos estos gladiadores frikis del terreno político, al grito de: "Todo para mí y mi partido, nada para el pueblo y nuestros contrincantes".
Lo que pretenden es hacer como que se hace, para lucirlo posteriormente, como hicieron con las leyes del matrimonio gay por ejemplo, y poder decir nosotros fuimos los primeros en legislar sobre tal o cual asunto, aunque se legislara como lo haría Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio. Llevo toda mi vida defendiendo que las leyes sean textos sencillos, escritos en lenguaje sencillo, como para que lo comprendan nuestras abuelas, que no se presten a ambigüedades, que digan lo que dicen sin que medien vagas interpretaciones que conducen a errores la mayoría de las veces. Los delitos y sus correspondientes sentencias, bien codificadas y tipificadas, sin que haya lugar a las dudas. Pero, claro, si los políticos no liberan de su cautiverio a jueces y fiscales para que puedan hacer libremente su trabajo, nunca habrá justicia contra ciertos personajes conocidos, contra ciertos políticos aforados, contra ciertos cargos públicos igualmente aforados y contra ciertos empresarios relevantes, todos ellos participes de la mafia y corrupción activa de este país.
A pesar de todo lo que hay detrás de lo que aparentemente se ve, la gente correrá como si fuera un rebaño a votar, papeleta en mano, apresurada, creyendo que va a modificar algo cuando está totalmente desposeída de poder frente a los usurpadores del mismo. La reacción de la ciudadanía que hace falta en estos momentos es desatender la convocatoria de elecciones, que se voten ellos, los políticos y sus familiares, ningún voto más, que se queden las urnas vacías, ese desaire es lo más parecido a una bofetada sin mano que la clase política autoritaria y despilfarradora, cuando no mafiosa y corrupta, necesita.
Seguiremos...
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