Tal como están planteadas las cosas a pocos interesa que las cosas cambien, no contaron con nosotros, nadie nos consulto ni pidió opinión para efectuar la transición. Es por ello que en mi opinión, no nos servimos de un sistema democrático sino de conveniencia de ciertos políticos, un caudillo moribundo que pretendía dejar amarrada la forma de gobernación y sucesión de sus normas, así como la introducción, para hacerlo posible, de un rey al que nadie había votado o elegido, salvo el caudillo. Este complot es el que nos rige y el que veneran muchos fachas con disfraz de demócratas.
Como ha dicho mucha gente, no es posible que gran parte de los ministros de la transición se acostaran fachas y despertaran demócratas. Pues así el engaño, así las normas, incluida la misma Constitución, un papel que casi todos los políticos, incluidos jueces, magistrados y fiscales solo atienden cuando le es de interés a ellos y no al conjunto de la ciudadanía. Si no fuera así, no tendrían que caer en el papel protagonista de hacer leyes que duplican los contenidos ya vertidos en la Constitución y que todos obvian. Actualmente, están saliendo un montón de leyes inútiles que redundan en asuntos ya recogidos en la Constitución, pero el fin es otro, el de colgarse la medallita de haber legislado sobre tal o cual asunto y captar votos en un nicho de mercado determinado. Unos tochos ilegibles, de difícil comprensión, que se prestan a ambigüedades e interpretaciones, cuando de redactar las leyes en lenguaje sencillo, dirían lo que tendrían que decir y no lo que le parece a un juez que dice para él, y así para otro juez, y otro. Por tanto, es complicado que los mismos delitos sean condenados de formas parecidas según quien juzgue.
A mucha gente le da miedo que las cosas cambien, prefieren que cambien poco o que no suceda nada, se conforma con el dicho popular: "Mejor malo conocido que bueno por conocer". Cuando nada cambia, nada se modifica, y si lo que tenemos es totalmente deficiente o perjudicial para el desenvolvimiento normal de nuestra sociedad, pasan los años y los errores o males persisten, los delincuentes gozan de impunidad y proliferan como los hongos en el monte. La mafia y la corrupción se extiende, y el mal alcanza hasta los mandos de los cuerpos de seguridad, ¿podemos estar más inseguros? Algo deben decir los que tienen potestad para legislar y acabar con todo esto, pero resulta que esos mismos se encuentran incluidos en el paquete de los que se aprovechan de privilegios de los que no podemos gozar el resto de los españoles de a pie. Que nos roba el rey, pues la inviolabilidad que solo debería ser aplicada al desarrollo de sus funciones oficiales, se extiende a todos los aspectos de su vida privada y negocios ocultos o evasiones de capitales, etc., y donde hay delito, hay blanqueo de los mismos, con la necesaria cooperación de políticos, gobernantes, jueces y fiscales. Que nos roban los políticos, pues se amparan en su aforamiento y el ser juzgados por los mismos jueces a los que ellos han colocado a dedo en sus respectivos puestos, para que cuando sean pillados con las manos en la masa del dinero público, los procesos se hagan interminables, se anulen pruebas, no se den por validas otras que evidencian los delitos, pase el tiempo y prescriban los mismos. Así es imposible purgar esta sociedad de chorizos y estafadores de lo público, por el contrario proliferan los parásitos en los puestos de poder, y cargos públicos de relevancia en todas las Instituciones, acuden como las moscas a la miel.
En el Congreso, solo hay shows de sarcasmo, donde se arrojan algunos platos a la cabeza, pero donde no se atajan los problemas desde su raíz. A ninguno les interesa desmontar el show, anular la programación, cambiar la parrilla, y modificar las leyes para acabar con toda la usurpación de poder y soberanía que ellos mismos protagonizan en nombre de una falsa representación de la ciudadanía. Sánchez prometió derogar la Ley Mordaza, la que nos quita la migaja de poder que pudiéramos ejercer contra los abusos de las Instituciones o del gobierno contra la gente, pero se debió dar cuenta de que la ley les asegura protección a ellos y a los cuerpos de seguridad contra las posibles reacciones de la ciudadanía, y se cagó en sus palabras, se las trago y que tenga buena digestión, pero una vez más, como es su costumbre, incumplió su promesa a la ciudadanía. Ahora toca mendigar el voto, querer seguir chupando de lo público, seguir ordenando y reprimiendo a la gente para continuar atesorando ego y lograr la tan ansiada pensión vitalicia, que nunca ha votado la ciudadanía, como tampoco fijamos los sueldos de nuestros empleados políticos.
Si no saben como modificar la Constitución para empoderar a la ciudadanía, yo sí que lo sé. Que me consulten, tengo un borrador. ¡Abran los ojos y sus mentes, no se dejen engañar por estos charlatanes! Y si su conciencia se lo pide, no vaya a votar, no se moleste, en esta ocasión dejemos las urnas vacías, como reacción contundente de la ciudadanía. No jueguen a su sucio juego con normas amañadas, que es lo que es una ley electoral injusta.
Seguiremos...
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