A muchos políticos, los nuevos ricos, los que se van haciendo de más y más dinero mientras se suceden los años en sus cargos, les molesta y hasta se oponen a que se tope el precio de los alquileres, es así cómo piensan en aquellas familias que menos tienen y más ayuda necesitan. Ellos que lo tienen todo, menos integridad, menos honestidad y, en muchos casos, menos vergüenza, impiden, o lo querían hacer, y desde luego lo han venido haciendo hasta que la Ley de Vivienda ha visto la luz. Ellos, o sus familias, o testaferros, que deben aparecer como propietarios de sus viviendas adquiridas para especular, se han negado sistemáticamente a que la gente más pobre pueda acceder a un techo por un bajo alquiler, que se lo pueda permitir.
La Ley de vivienda beneficia a los inquilinos que no pueden pagar precios altos. Los gobiernos regionales, de cada Comunidad Autónoma deben proyectar la construcción de un buen número de viviendas dignas, sin lujo, sencillas, para destinarlas al alquiler social de bajo precio. Verían que de hacerlo se combatiría el abuso en los precios de los alquileres, pues la oferta de viviendas de bajo precio de alquiler sería mucho mayor en todas las ciudades. Creo que es la mejor manera de luchar contra la especulación desmedida y el alza de los precios. Al final, todos estos asuntos hacen tanto ruido por la gran oposición que una gran parte de los políticos ejercen para que los más pobres no se puedan beneficiar de su lamentable condición social y económica. De nuevo me pregunto, como hago una y otra vez, ¿Para quién trabajan los políticos? Una buena parte de ellos, se oponen a todo lo que representa bienestar y mejora social de la ciudadanía: elevar el SMI, mejorar las pensiones, bajar los alquileres, topar precios de alimentos, combustibles y energía, que bajen los intereses bancarios, intervenir empresas en casos de extrema necesidad, impedir comisiones de investigación de mafiosos y corruptos con renombre, juzgar a esos mismos infames delincuentes, derogar leyes que tanto daño hacen a la gente y a la democracia, etc.
Sé que cada partido tiene sus propias normas y creencias, pero al final todas debieran confluir de algún modo, si es que se está trabajando para alcanzar el bienestar de la gente y el progreso del país; que según pienso, deben ser las máximas de la función política, no saquear lo público, no despilfarrar lo público, no privatizar lo público, no enriquecerse a costa de la ciudadanía, no ignorar, castigar y hasta reprimir a la gente como si siguiéramos bajo el manto de la dictadura. La Constitución, la misma que juran o prometen cumplir y respetar todos los que se agarran al cargo, les empodera a ellos y a las Instituciones frente a la ciudadanía, a pesar de decir que la soberanía residen en el pueblo, y no sé cuántas mentiras más. La Constitución es urgente modificarla para cambiar esos términos y empoderar a la ciudadanía por encima de políticos e Instituciones, y que sea la ciudadanía la que decida todo cuanto se tenga que dilucidar en nuestra sociedad, pasando los políticos a ser meros gestores de nuestras decisiones. La Constitución ha invertido el poder y se lo da a quienes no corresponde lo ostenten. La Constitución ha subvertido su propia razón de ser y existir.
Seguiremos...
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