martes, 29 de noviembre de 2022

ANTI POLÍTICO GORRÓN

 

                                                      Imagen: laratoneraescaperoom.com

    Soy anti político gorrón, anti político sinvergüenza, anti político mafioso, anti político delincuente, anti político que no legisla con el único objetivo de mejorar la vida de los ciudadanos, anti político que solo mira por los intereses de sus partidos y empresarios amigos o banqueros. Hay demasiados políticos que quedarían clasificados y definidos por los calificativos mencionados, yo estoy en contra de todos ellos, y cada vez que tenga una oportunidad me manifestaré en su contra. No entiendo que un ministro de Inclusión, Seguridad social y migraciones, Sr. Escrivá, pueda plantear una fórmula para calcular las pensiones, que según dice la Ministra de Trabajo empeorará las pensiones del futuro, ¿Cómo es que el Gobierno no implementa medidas que cada día mejoren las condiciones de vida de la gente del país?, y si el número de cotizantes a la Seguridad Social no se incrementa por su inutilidad para llegar al pleno empleo, las pensiones deben incluirse como una partida en los Presupuestos Generales del Estado, al menos por la parte no cubierta por los trabajadores que hubiera en un momento determinado, para completar el importe de las pensiones, que sean dignas y faciliten la vida de las personas, sin lujo, pero sí asegurando tener cubierto los gastos necesarios y básicos.

    No me gustan los políticos que nos roban y engañan. No quiero que tengan todo el poder de decir cómo tenemos que vivir los demás. Quiero que seamos los ciudadanos de ambos sexos los que digamos cómo queremos vivir, cómo queremos progresar, en qué queremos gastarnos nuestro dinero, qué tipo de sociedad y país queremos tener para vivir en ellos. No me gusta un sistema hecho por mafiosos, con tinte mafioso, que favorece a los mafiosos y perjudica a la justicia y a la ciudadanía. No me gustan los amedrentadores desde los cargos públicos que nos fastidian, y los alimentamos como auténticos parásitos sociales. Es forzoso dar una vuelta de ciento ochenta grados al sistema ruin implantado como si fuera una democracia, el poder ha de ser del pueblo, no en la forma concedida por una oligarquía, medio a la vista, medio escondida.

    No quiero políticos que vendan lo que nos pertenece como sociedad, lo que se ha levantado con nuestro trabajo y que venden tan alegremente. Después los propietarios de lo que que era público, nos facturan lo que antes generábamos nosotros a precios abusivos, llegando a convertirse en verdadera usura permitida por los mismos que vendieron la empresa pública. Estoy harto de políticos que apuñalan por la espalda a la ciudadanía. Estoy harto de una casta política elitista que prefiere hacer negocios turbios con ciertos empresarios de peso, al tiempo que nos roban a nosotros para enriquecerse ellos y a sus empresarios amigos. No entiendo cómo consentimos todo esto, ellos saben que vamos despertando del letargo de los años atrás en los que abusaron sobremanera, debido a la baja preparación de la población en general, pero ahora entienden que estamos más preparados, que manejamos redes sociales, que tenemos mayor facilidad para comunicarnos, para ponernos de acuerdo, y qué hacen, pues una ley para prohibir que reaccionemos en su contra, volviéndonos a engañar con tan solo con el título de la ley que hicieron, a la que llamaron de Seguridad Ciudadana... ¡y una porra! Una ley para protegerse ellos de las posibles respuestas de la ciudadanía en contra de los intereses de los que ostentan el poder y, en cierto modo, reprimen a la gente, prohibiendo y sancionando, cuando no, dando palos a diestro y siniestro; nuestros empleados dando ordenes de reprimirnos a palos, y los otros empleados nuestros, la policía, sin reflexionar sobre nada, como meros autómatas programables y programados, van y cargan aunque el motivo sea como para girar 180º e ir a por los verdaderos culpables, casi siempre delincuentes políticos y allegados, amigos, etc., de estos. El sistema, además de mangante, es represor, totalitario e injusto. Necesitamos un sistema humano, consciente, respetuoso, honesto y justo, pero esto no va a venir de la noche a la mañana cuando al frente está gente que no tiene esas cualidades, hay que mandar a casa a todos esos que usurpan el poder a la ciudadanía y la mantiene drogada y engañada. Tampoco se arregla el desaguisado cambiando cromos, unos por otros si están conforme con lo que hay en cuanto a estructura central, hay que derribar el edificio viejo, adecentar el terreno, hacer nuevos y buenos cimientos y construir aplicando las cualidades citadas; es la ciudadanía la que tiene que decir qué tipo de edificio quiere para vivir en él.

    Seguiremos...

    

    

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