Estamos un poco harto de la ley del Sí solo es Sí, de la de violencia de género que todos aprovechan para apellidarla "machista", de la ley Trans, y todas estas vueltas y revueltas que le han hecho a la ley para dar derechos a los que ya la Constitución se los daba, cosa distinta es que no se aplicara la ley como es debido o no se respetara; todavía recuerdo cuando en una entrevista preguntaron a M. Rajoy sobre la equiparación de salarios entre hombres y mujeres y prefirió pasar de página.
Todos esos aspectos que tienen que ver con la igualdad, la no discriminación por sexo o tendencia sexual, la violencia ejercida por una persona sobre otra, sea del sexo que sea, ya estaban recogidos en ley, pero algunos llegan a la política y sus egos les obligan a dejar su huella. Es entonces cuando rebuscan y retuercen las ideas para creer que han hecho algo único y necesario para la sociedad, sembrando la confusión y crispando a muchos, porque pocos entienden tal entramado de conceptos rebuscados, incluso dando nuevas acepciones inexistentes y forzadas a la lengua española.
Como verán no nombro a nadie, estoy harto del lanzamiento de exabruptos contra unos y otros, cada cual que se lo haga ver. Hay caras visibles en este asunto retorcido, pero yo paso de acusar a nadie porque la idiotez ya los fotografía por sí solos. Ellos con sus actos se señalan, y los demás lo emplean como dianas de sus bajos fondos. ¿Quiero decir con esto que nos tenemos que callar y aguantar cuanto hagan?, pues no, yo tampoco lo estoy haciendo, estoy vertiendo mi opinión, mi discrepancia con la aparición de esas leyes que considero absurdas e innecesarias por las razones explicadas, ya estaban recogidos sus principios en otras leyes, bien en la Constitución, bien en el código penal.
Otro asunto lamentable es que para que salgan esas leyes se ha empleado un buen pellizco de los presupuestos generales del Estado y un esfuerzo, muchas horas de trabajo, que desde mi punto de vista podrían haberse empleado en algo más productivo, pero quién soy yo, un simple ciudadano para dar directrices al trabajo de unos señores ministros, selectos y encumbrados, ellos y ellas, para que no se enfaden, que ya lo estarán a estas alturas si me llegaran a leer, pero ellos y ellas tienen cosas más importantes que hacer, que escuchar.
Con lo que no se han atrevido es con intervenir empresas que nos vienen costando un buen pico de nuestros sueldos con los elevados precios de sus productos o servicios. Para eso no legislan, a pesar de que la Constitución ya lo indica, da esa potestad al Gobierno por el bien general en momentos de necesidad. Esto no han creído oportuno reforzarlo con alguna otra ley, lo otro sí, pues Sí que Sí.
Seguiremos...
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