Llevamos toda la vida escuchando noticias que hablan de redadas contra el trato de personas, que son engañadas mediante ofertas falsas de empleo y obligadas a ejercer la prostitución. Se me hace complicado pensar en ello y en que durante décadas, vamos, durante toda una vida estemos en las mismas, sin exterminar el mal al que me refiero. Hay dos aspectos a tener en cuenta, la prostitución en sí voluntaria y por necesidad o decisión propia, y la que corresponde a la obligación de ejercerla por imperativo de terceros contra tu voluntad. Yo considero que la segunda es delito, no así la primera, que se convierte en un oficio más, que se realiza como los demás con el cuerpo, solo que a los más puritanos no les guste oír de ello, aunque en sus mundos privados, tal vez, sean usuarios del placer sexual practicado con mujeres ajenas. En el primer caso, el de la práctica voluntaria para sí misma/o, como medio de vida elegido, lo que hay que regularlo como un trabajo más, dados de alta, con revisiones médicas obligatorias, salubridad, etc. y sin exhibiciones en la vía pública. En el segundo caso se debe prohibir rotundamente y perseguir a los chulos que secuestran personas, las engañan, las drogan y les obligan a prostituirse contra su voluntad, sin estar dadas de alta en Seguridad Social, sin ningún tipo de control sanitario, sin declarar nada de su sucio negocio, etc.
Esas personas que ejercen la prostitución, le llamaré desde ahora ilegal y represiva o, vejatoria, deben salir a la calle a buscar clientes, deben poner anuncios ofreciendo sexo, deben estar en locales, clubs de alterne, etc.; se les puede seguir el rastro, ¿Cómo no se acaba con este tipo de esclavitud por parte de los proxenetas? ¿Serán los proxenetas como clanes tipo cárteles del narcotráfico, peligrosos y expertos eludiendo la acción policial? Yo creo que no, que tienen más o menos a la vista sus negocios, y que hay un pasar del tema por parte de las autoridades y la policía. Porque si los cuerpos de seguridad del Estado se presentaran en locales y pisos dedicados al asunto en distintos momentos del día y se pidieran las altas en la Seguridad Social, se inspeccionaran los negocios y se comprobara si hay reservados con camas, se interrogaran a las personas que, supuestamente, trabajan en esos lugares, se llegara a contactar con los jefes, etc., se podría desmantelar y encerrar a los culpables en cuestión de días.
Todavía recuerdo vagamente lo que ocurrió en el Bar España, creo que en la zona levantina, el abuso de niños y niñas, en la que supuestamente estaban implicados una serie de altos cargos públicos y políticos. La misma muerte de las niñas de Alcasser, en la que se culpó a un tal Ricard y a otro, Anglés (desaparecido), pero que quizás hubiera algo más, o parecido a lo comentado anteriormente, presuntamente por la misma mafia de altos cargos. Después lo desmintieron todo, dijeron que había sido un bulo, pero como siempre se dice: Cuando el río suena, agua lleva. Es probable que sea tan complicado poner fin a asuntos como la trata de mujeres, la pederastia o el narcotráfico, porque puede que detrás haya gente influyente, incluso dueños de esos locales donde se practica la venta del cuerpo y los placeres sexuales en condiciones peligrosas para la salud de los clientes, y quién sabe en qué situación se encuentran las personas que dan los servicios.
Seguiremos...
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