Hemos tenido unas semanas con tiempo casi primaveral, y de nuevo anuncian aleadas de aire frío, casi polar diría yo, pues desde hace un par de días viene haciendo incursiones, alternando con ratos soleados y viento calmo en los que da gusto, pero de repente soplan desde no sé dónde, y se nos congela el tuétano de los huesos. Os hablo desde Andalucía, así que no quisiera estar en la piel de nuestros paisanos del norte, de Cantabria, de Aragón, de vascos o catalanes, seguro que hay zonas de esas regiones donde no apetezca asomar la nariz a la puerta de las casas. Lo mejor es quedar sentados en la salita, con el pijamita, la bata, la ropa de la mesa de camilla echada sobre las piernas y el brasero encendido.
¿Esto es debido al cambio climático? La alternancia de vientos y calma, así como la puesta e ida repentina del sol, o tener sensación de calor y frío en menos de media hora, ¿es culpa del cambio climático? Sales a caminar, pero primero asomo la nariz a la calle y compruebo cómo me siento, y en función de esta apreciación me envuelvo más o menos, pero como de pronto hace frío, o bien calor, pues tengo periodos de la caminata en los que tengo que ir quitándome ropa o añadiendo alguna. El calor se hace insufrible con el polar y el chaquetón, llegó a sentir que sudo y me desprendo del chaquetón. De repente se nubla y coincide con una ráfaga de viento frío, entonces decido ponerme el chaquetón, aunque la sensación de frío es menor, pues he seguido caminando y el cuerpo tiene más temperatura. Esto es un lío de isobaras, diferencia de presiones y oleadas de vientos procedentes de regiones polares, que no hay quien lo entienda.
Espero que nos estabilicemos pronto, para organizar el armario y, sobre todo, el galán que tiene camisetas, sudaderas, camisas, jerséis, una mezcla de temporalidad, de la que no se sabe en que momento voy a necesitar tirar de una u otra prenda. Y, por supuesto, el chándal de rigor, que no falte, esa prenda tan polifacética, que igual la usas para suplir al pijama en la estancia en casa durante el día, que para salir a dar un paseo por la urbanización, sacar el perro, o hacer deporte, es por lo menos cinco en una. Todo lo tengo al retortero, palabra que empleaba mucho mi madre para indicar que faltaba orden en mi habitación cuando era más joven. No es que estuviera demasiado desordenada, pero a la vista de mi madre... ¡Uy! Más valía arreglar el asunto, y ponerlo a su gusto o la zapatilla podía volar en cuestión de dos segundos, vamos el tiempo de quitársela, y si tenía una escoba o la fregona en la mano... ¡peligro!, te podía llegar a golpear el palo en cualquier instante. Son cosas del directo.
Os deseo tengáis una buena semana, que el tiempo nos acompañe, y nos vaya dejando disfrutar de las floraciones que vienen, de la riqueza visual que el colorido floral está a punto de regalarnos, de la frondosidad verde de los campos en cultivo, de los montes verdes que aún no han soportado los rigores de las altas temperaturas veraniegas, del placer de caminar con poca ropa y sin preocupación por riesgo de frío o extremas lluvias. Aunque a decir verdad, llover, llover, ha llovido poco. El agua es importante para la vida de todos los seres vivos. Seamos conscientes en su uso, no la desperdiciemos. Que nos queramos cada día más, que nos ayudemos y que terminen las guerras, el hambre, la destrucción, las dictaduras, la mafia y la corrupción.
Seguiremos...
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