Sueño porque es lo que nunca me podrán prohibir, quitar, o de lo que nunca se podrán apoderar por mucho mando que tengan. Soy consciente de que vivo en una sociedad que impone normas a favor de los poderosos, ejerciendo un efecto de jaula o laberinto sin salida para la población más humilde, a menos que pase por ciclos de violencia, sangre y muerte, algo que no es deseable para nadie; a pesar de que algunos eligen esa vía como queda patente en cualquier guerra o atentado terrorista. El camino no debe ser ese sino el de la educación, el del respeto, el del crecimiento interior, cambiar de nivel y que ese cambio afecte a toda la población. De lo contrario, no hay nada que hacer, pues los intereses privados o particulares de algunos son prioritarios en sus vidas, incluso al punto de no importarles el daño que produzcan a los demás, o las muertes que ocasionen.
Sigo soñando con una sociedad de seres inteligentes y evolucionados, más próximos a seres de luz y amor, en la que se respete a los demás y al conjunto de seres vivos. En el que se deje de matar por pura diversión y sin que nadie tenga que prohibir hacerlo, solo por consciencia y por amor a la vida, porque el otro es parte de la vida, es vida, es energía de vida tal como uno mismo. Hay que poner fin al deseo de ser más que el de al lado. Hay que dejar de competir con el otro, y pasar a colaborar. Hay que dejar de criticar y pasar a abrazar, a comprender y a amar. Hay que desclasificarse en todos los ámbitos de esta sociedad, son sectas creadas para fragmentar a la población. Solo se debiera tener sentimiento de pertenencia a la humanidad, a la vida y a la naturaleza, a todo lo que está vivo. No hay que dejar morir a nadie como lo hacen hoy en día en muchos puntos de la geografía mundial. ¿A qué nivel están los empresarios, los gobernantes y todos aquellos que ocupan cargos públicos millonarios en organizaciones internacionales, que dejan que la gente muera de hambre o sed, enfermos por no prestarles asistencia médica o llevarles medicinas?
Sigo soñando cuando de seguir este modelo de trabajo, ganar algo de dinero y gastarlo mes a mes en alimento, vivienda y desplazamientos necesarios, deseo que todos tengamos trabajo por ser algo esencial para obtener ingresos y poder subsistir. Sigo soñando cuando creo en que llegará el día en que las condiciones laborales y el trato que reciban los trabajadores sea digno y justo, económicamente bien recompensados sus esfuerzos y se produzca un equitativo reparto de los beneficios que entre todos generen.
Sigo soñando cuando espero que llegue el día en que los políticos trabajen con los dos objetivos primordiales adheridos y obligados por su cargo público, trabajar para incrementar el bienestar de la gente, y hacerlo también para que el país progrese en todas las áreas, cada día, e igualmente para el bien de todos, no de unos pocos, como viene sucediendo. Sigo soñando cuando imagino a unos políticos que dejan de saquear lo público, trabajan para afianzarlo en lugar de privatizarlo, y ponen fin a cualquier tipo de corrupción o malversación de dinero público.
Prefiero soñar con todo esto, porque soy parte de la humanidad y me importa lo que le suceda al otro y como tenga que vivir. No vivo de espaldas a esas desgracias que los medios de desinformación masivos niegan con su silencio. No estaría mal soñar también con personas menos adiestradas ante los micrófonos y las cámaras. Sueño con que los medios, la tecnología y los recursos estén a disposición de todos los que los necesiten por igual. Y puestos a soñar, que desaparezcan las armas, todo tipo de armas. Para terminar, hace un par de días vi una película: Yesterday, pues que suceda como en esa ficción, que haya un apagón momentáneo y borre de la cabeza de todas las personas la maldad y todas las condiciones menos deseables y que más daño hacen a los demás.
Seguiremos...
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