miércoles, 8 de febrero de 2023

ESCAÑOS VACÍOS

 


    El Parlamento es un cachondeo, cuando la cámara enfoca los escaños, una gran mayoría están vacíos. Las sesiones del Parlamento se resumen en estar para decir lo que quieres exponer o preguntar, y el resto del tiempo de trabajo lo deben echar en la tasca. Es una vergüenza y una muestra de la irresponsabilidad, así como poco respeto hacia los demás, supuestos representantes de algunos cientos de miles de ciudadanos españoles, si no millones.

    Después no quieren que hablemos en general, que no los metamos a todos en el mismo saco, pero es que hacen méritos para que los despachemos a todos al montón, a puñados, como el que está llenando el cartucho de pescado en un puesto de un mercado de abastos. No tienen bastante con la mala imagen que tienen ante la ciudadanía, que ya nos tienen hartos de tanta discusión, de tantos amaños a nuestras espaldas, de tanta corrupción, de tanta represión disfrazada, de tantos decretazos, robo o saqueo. Por favor, sean aparentemente decentes cuando saben que las cámaras van a mostrar a la ciudadanía sus excesivos usos de charlas en corrillos, juegos con sus móviles, o las continuas entradas y salidas del hemiciclo. Sean serios, sean trabajadores o parézcanlo, ya que ocupan unos cargos de tanto prestigio y dejan pasar cuatro años en cada legislatura decidiendo asuntos esenciales por nosotros y sin consultarnos para nada. Nos tienen hartos, muy hartos, así que por favor, compórtense adecuadamente. 

    Si la política no es lo vuestro, si no sienten la necesidad de hacer el bien para la gente de este país, ¡Váyanse! Es fácil, solo tienen que dimitir y trabajar en alguna empresa o en sus negocios privados, que tanto suelen decir les reportaría mucho más dinero... ¡Váyanse, por favor! Pero si se quedan, cumplan con sus obligaciones: estar en su escaño cuando hablan los suyos, pero también cuando exponen los demás. Trabajen para aumentar el bienestar de la gente sin robarnos a todos. Trabajen para incrementar el progreso del país. Ser un charlatán no soluciona los problemas de la gente, solo produce ruido, unos hablan con mayor fluidez que otros, pero ese no es el fin, hacer un show o un reality en el Parlamento, tampoco.

    A mi no me representan, ninguno lo hace, sean del color que sean. Dejé de creer en la política hecha por personas que no alcanzan el nivel humano, ético, moral, honestidad e integridad necesarios para ser un claro ejemplo en las que poder confiar. Todos ellos desean votos, muchos votos para poder gobernar en sus localidades, sus Comunidades y el país, a ser posible con mayoría absoluta, posición cercana a la dictadura. Yo creo más en el respeto a lo que la gente decide en las urnas, y esa democracia daría como resultado gobiernos plurales, integrados por políticos de las diferentes fuerzas políticas en las proporciones conseguidas en las urnas.

    Para terminar, y a pesar de todo lo dicho anteriormente, sigo aplaudiendo a Gabriel Rufián y a Oskar Matute, porque, para mí, siguen siendo los que más política suelen llevar al Congreso.

    Seguiremos...

   

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