Por todos es conocida la lucha que tienen algunos políticos por el derecho a una vivienda y la bajada del precio de los alquileres. En tiempos recientes, cuando se pinchó la burbuja inmobiliaria hubo cantidad de edificios de viviendas que entraron a la fuerza como partidas negativas en las contabilidades de los bancos, afeando la cuenta de resultado de las entidades bancarias, y no se les ocurrió mejor cosa que crear un banco malo para que cargara con todas esas partidas negativas de las contabilidades, maquillando las cifras reales de las operaciones de las entidades bancarias. De esa forma, simulaban no estar en quiebra o cercano a ella, con la cantidad de viviendas que tuvieron que acoger ante la cantidad de préstamos que los constructores no pudieron abonar. Ante tal mentira económica-financiera, se inventan lo del banco malo con miles de viviendas a su cargo y, grosso modo, nombran al hijo de la familia Aznar-Botella para que venda viviendas y lo convierta en dinero. Llegan los fondos buitres y se hacen con miles de viviendas que debían dinero, y éstos a su vez suben disparatadamente los alquileres de todas las viviendas ocupadas, provocando el desahucio de muchos inquilinos, porque su propósito es vender. Compraron a precios reducidos y desean vender a precios actuales de mercado... ¡negocio redondo!
Tras esta somera introducción me pregunto por qué el Estado no se hizo cargo de esas miles de viviendas y aplicó un alquiler social reducido para beneficiar a todas las personas sin posibilidad de comprar y con ajustados ingresos. También cabe pensar que la mejor forma de reducir los alquileres sin tener que intervenir directamente los precios de los mismos, es que la Administración Pública construya miles de viviendas destinadas al alquiler social. Cuando ello ocurra, nadie va a alquilar pisos a novecientos o mil euros, si enfrente lo puede tener por doscientos cincuenta euros, supongamos.
Eso sobre la forma de contener los precios del alquiler, y hasta reducirlos. También me gustaría puntualizar algo sobre el juego de las hipotecas variables. Cuando alguien solicita una hipoteca, el valor del dinero es el que es, y se deberían constituir todas las hipotecas en base a ese valor y no cambiar con los flujos del mercado. Porque alguien contrata una hipoteca con respecto a sus ingresos, y como éstos no cambian ni ascienden conforme a la subida real del coste de la vida, sucede que el valor adquisitivo, como todos sabemos, cada día es menor. Los precios de todo se dispara, llega a niveles insoportables para las economías más ajustadas y, encima, te suben la hipoteca cien, doscientos o trescientos euros, creando un descalabro en la economía doméstica de cualquiera.
Los bancos están ganando miles de millones, incluso un treinta por ciento más que en campañas anteriores, el invento del impuesto a los bancos no es suficiente porque de algún modo lo repercuten a los clientes. Hay que exigirles más, hay que impedir la subida de los intereses de las hipotecas. Hay que controlar los precios de los servicios que ofrecen, antes y después de cualquier movimiento del precio del dinero, para que no paguemos siempre los mismos. Por último, hay que obligarles a que nos devuelvan los casi setenta mil millones de euros que se aportaron del dinero público para tapar los agujeros que su especulación propició.
Seguiremos...
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