Llegó, hoy es 28 de mayo, el día del tocomocho, el día de la estampita, en este caso de la papeletita. Unos dicen que es un derecho votar y otros que es una obligación como ciudadano y como demócrata. ¡Perdonen que no acuda al colegio electoral que me tiene citado!, no quiero tomar parte de la estafa, del juego sucio de los políticos, el que tiene reglas amañadas y diferentes, dependiendo de los signos, los colores y la magnitud del partido. Ahí están todos, han pasado una nueva legislatura y el Congreso no ha hecho nada por cambiar la injusta ley electoral, ni las otras leyes que les da ventajas y privilegios a los políticos frente al resto de la ciudadanía... ¡Yo no juego a eso, por conciencia! ¡Me declaro objetor de conciencia!
A mi esposa le ha llegado una cita para acudir a una de las mesas como primera suplente, yo pensaba: qué habría yo hecho con mi forma de pensar sobre la estafa electoral. Aún no había comenzado y ya se conocen varias localidades donde los corruptos están haciendo de las suyas, tratando de colar votos comprados, es esa la moralidad de algunos de los que juegan a este juego sucio. Por unos pocos no podemos juzgar al resto, es cierto, no podemos hacerlo, pero todos juegan con reglas injustas, eso sí que no podrán rebatirlo. Todos se prestan al engaño de que a unos partidos los escaños les cueste más votos que a otros, ahí está la estafa para mí, lo injusto de la situación, el trato desigual.
Además, como vengo diciendo desde hace algún tiempo, el grado de corrupción y mafia política, así como las leyes absurdas, los gastos innecesarios, el abuso de poder, la incoherencia y la falta de integridad de casi todos, hace necesaria una reacción ciudadana hacia los políticos, y desde mi punto de vista es desatender su convocatoria, pasar de ella, quedarse tranquilamente en casa o, simplemente, disfrutar con la familia y amigos de un día festivo haciendo lo que mejor os apetezca, pero eso sí, dejemos las urnas vacías, solo con los votos de los que se presentan y sus familias. Esa reacción es una guantada sin mano, que los políticos y el sistema infame que mantienen por su conveniencia, se merecen.
No admitamos más a gente que colocamos arriba para que nos dirijan por donde ellos quieran, como deseen y según sean sus intereses. No quiero seguir obedeciendo ni un minuto más a gente con tan baja calidad moral y humana. No quiero seguir oyendo promesas que incumplen con tanta facilidad como se dispersa el humo de un cigarrillo. Necesitamos políticos voluntarios, que no manejen dinero para que no se siga perdiendo ni malversando, personas con auténticas ganas de hacer algo por la sociedad, por las personas, por su vecinos, y que tengan otras ocupaciones, pero consideren que tienen algo de tiempo para la tarea solidaria. No más políticos profesionales del saqueo de lo público, que solo cuenta con la ciudadanía cada cuatro años. Para ese viaje no necesitamos alforjas.
Seguiremos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario