De vuelta con la paridad y todas esas chorradas provenientes del feminismo, que no debieran estar reñidas con el libre acceso por méritos de las mujeres a los cargos públicos, puestos importantes en formaciones y organizaciones de todo tipo, pero por méritos y no por obligación. El Consejo de ministros, como estrategia política, quiere obligar por ley a que Tribunal Constitucional, Tribunal de Cuentas, Consejo de Estado, Consejo Fiscal y Consejo General del Poder Judicial (el que está secuestrado por los políticos, y éste a su vez tiene secuestrada la justicia), a que haya igual número de mujeres que hombres, vuelvo a repetir: ignorando el principio de valía y méritos de las personas que puedan optar a los puestos.
A este absurdo electoral, como casi todo lo que hace los partidos del Gobierno, hay que reprocharles que impongan esto por ley, al tiempo que no hagan cumplir la ya existente de la renovación de los miembros del CGPJ (Consejo General del Poder Judicial). Consejo, que como saben lleva secuestrando la Institución cinco, o casi cinco, años. Hay que ver la de idioteces y abusos que tenemos que soportar de los políticos. Hay que ver a la represión y opresión que nos somete esta oligarquía usurpadora del poder, que ellos interpretan le han dado los ciudadanos mediante una ley electoral totalmente desigual e injusta, para hacer lo que les viene en ganas y más les conviene, muchas veces, incluso, en contra del bien de la gente.
En los puestos más relevantes debieran estar los mejores, las personas con más experiencia y mejor formación, pero esto tal cual no se les ocurre legislarlo porque les priva a ellos de meter a sus militantes, aún con títulos inexistentes o másteres amañados, familiares, amigos y conocidos, por la técnica del dedo. A esta gente no le interesa la calidad en el desempeño de las funciones necesarias para el buen funcionamiento de una localidad, de una región o del propio país. Gobiernan a perdidas, endeudando a toda la población, embargando el país, poniéndolo en manos de terceros, vendiendo voluntades, poniéndose al servicio de otros mandatarios, de fuertes empresarios y de potentes banqueros. Esta gente es capaz de vender a su madre con tal de enriquecerse, tener un futuro para ellos y los suyos. Esa gente se corrompe con suma facilidad y legisla solo para callar bocas y obtener votos, que es su fin, subsistir, trincar de lo público, exprimir las huchas, saquear lo público, privatizar, que no es más que la inversión la haga el pueblo y cuando funciona y es rentable la empresa buscan a un amigo para ponerla en sus manos y meter a los suyos a trincar.
Con esta inercia o engañifa del día a día, nos vienen con esta gilipollada de la paridad, eso digo yo: ¡Vaya parida! Con todo lo que sabemos de esta gentuza, ahora sales corriendo y ve a votarles. Por decencia, dejemos las urnas vacías.
Seguiremos...
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