viernes, 12 de mayo de 2023

CAMPAÑA ELECTORAL

 

                                                                Imagen: www.eleconomista.es

    Se ha dado el pistoletazo de salida para que los aspirantes a conseguir un cargo público o continuar manteniendo el que tienen, pongan en marcha las estrategias de marketing. ¡Hala, todos a venderse!, no habría nada de malo en ello si posteriormente cumplieran lo que ofrecieron en campaña. En campaña todo queda bien, se decora el entorno para el meeting, se anima musicalmente, se ponen grandes banderolas, se habla de lo que quiere oír el público, se ovaciona y aplaude, se tocan los planos emocionales, los políticos dicen estar con los ciudadanos y trabajar por el bien de todos los vecinos de la localidad por la que se presentan, hay cantidad de promesas e ilusiones surcando el aire que se respira y la gente vuelve a casa más convencida de que les debe votar por el bien de todos.

    Así hacen todos, así lo viven todos, sean de la tendencia política o del partido que más les guste, pero el desencanto viene más tarde, cuando se recuentan las papeletas y tu partido sale o no. Cuando si salió, cumple o no cumple aquellas promesas que tan profundamente archivaste en tu cerebro. Si la vida mejora, estarás satisfecho de haberles votado, pero si no es así, si no lo hacen bien, como se esperaba, ya no hay vuelta atrás, solo esperar otros cuatro años. Esos se colaron por la rendija de la puerta y no hay forma legal de echarles o sustituirles. Hay que esperar nuevas elecciones. Todo el espíritu ilusionante de la precampaña y de la campaña la he tumbado de un golpe, pero porque me baso en la trayectoria habitual de los profesionales de la política. Como profesionales vienen a hacer carrera, a ascender y trepar, así hacen la mayoría de ellos sin importarles lo que suceda a la gente mientras ellos hayan alcanzado sus objetivos y se lo estén llevando calentito. Ser político es tener un poco de vergüenza y hacer todo aquello, que sea humanamente posible, por conseguir el bienestar de la población para la que trabaja y a la que dignamente debiera representar. Ser político es estar en la calle continuamente, hablando con los vecinos, conociendo sus inquietudes y problemas, tratando de ofrecer soluciones a la gente, tratando de aportar progreso a la localidad por la que se trabaja. No hay más, no hay otra cosa en la que emplear el tiempo si quieres ser un político de raza.

    ¿Cuántos están dispuestos a dejarse la piel por los ciudadanos a los que van a representar, si es que llegan a hacerlo? ¿Cuántos están dispuestos a contradecir conveniencias o intereses de sus partidos, para hacer el bien por la gente por la que trabaja? Ya hablamos de palabras mayores, estoy metiendo el dedo en el ojo de todos los "listos", que van a la política con los corazones helados, los cerebros programados y las bocas llenas de mentiras. La política debiera de ser una de las labores más humanitaria, honesta y digna, pero hay que excavar mucho para encontrar a los políticos que tengan dichas cualidades y las apliquen en su día a día, no solo cuando dan un meeting.

    Seguiremos...

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