Un equipo de inmigrantes ricos gana la Copa del Rey de fútbol. El Real Madrid puede ser cualquier equipo del mundo, porque está plagado de jugadores extranjeros, digo yo, que la esencia de equipo español ya no la tiene, no existe. Repasemos la alineación presentada ayer para tal evento futbolístico: Courtois (Bélgica), Carvajal (España), Militao (Brasil), Alaba (Austria), Camavinga (Angola), Tchouameni (Francia), Kroos (Alemania), Valverde (Uruguay), Rodrygo (Brasil), Vinicius (Brasil), Benzema (Francia), Modric (Croacia).
Lo del Real Madrid no es una excepción, pues así andan casi todos los equipos de inmigrantes españoles, salvo como siempre, los equipos vascos, que se contienen mucho más a la hora de fichar, son más de su tierra, de su afición y de su cantera. Que es como se debe ser, ¿para qué se tienen equipos infantiles, juveniles, etc., de categorías inferiores?, chavales que viven con ilusión poder llegar algún día a las categorías superiores, pero es solo una ilusión, pues los puestos serán para jugadores inmigrantes y ricos, porque venden más que ellos, son más conocidos, impactan más en la afición, y el resultado de todo es que nos damos menos a valer. El equipo que ha ganado la copa no representa a la gente de Madrid, la solera de hace años se ha perdido, ahora todo se ha convertido en negocio y títulos, sin importar las personas ni los aficionados.
Yo vuelvo a lo mío, cada equipo de cada ciudad, debería ser formado por gente de su cantera, principalmente por jugadores de su tierra, eso sí crea afición y deportividad. Lo contrario es solo el poder del dinero, que eres un club más poderoso, con más dinero, pues fichas jugadores del mundo más destacados y desequilibras la balanza, no es igualdad de oportunidades, como sí sería que fuera obligatorio que cada equipo tuviera jugadores de su zona geográfica, y sobre todo, españoles.
Y si todavía le doy una vuelta más, es entonces cuando me gano algunos enemigos más, pues en el fondo de mi ser, estoy en contra de cualquier competición. Me inclino más por la colaboración y cooperación, en lo que todos salgamos ganando. En la competición, mientras unos ganan, otros pierden. La euforia de unos es el desconsuelo de los otros. Es una forma de rivalizar, de enfrentarse, en algunos casos de enemistarse y hasta hay quien lo lleva al nivel del odio. Todo nos lo podemos evitar si no compitiéramos. La competición no es sana ni saludable, se piden rendimientos que, en ocasiones, rebasan los ritmos naturales del organismo, de ahí la necesidad de doparse de muchos deportistas. Las personas no son máquinas por mucho que se les entrenen y paguen. Hay muchos deportistas de elite que mueren practicando su deporte-competición. La vida es otra cosa, es avanzar todos juntos, dar un largo paseo cogidos de la mano o abrazados, cuidando los unos de los otros, dándonos ánimo, ayudándonos a hacer los esfuerzos que nos requieran las diversas situaciones que tengamos que vivir y llegando a ser felices y vivir felices.
Seguiremos...
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