Hoy me llama la atención, por lo esencial que es, y la trascendencia del asunto, la sequía generalizada que sufre España. A pesar del problema tan acuciante, parece que no hemos tomado conciencia del mismo, no nos esforzamos lo suficiente en el buen uso del agua, abrimos los grifos como si el agua nunca nos fuera a faltar. Hay quien hace de la ducha un caudal continuo de agua, desperdiciando decenas de litros cada vez que se asea. Hay quienes riegan jardines con agua potable porque le llega poca o ninguna del agua no potable que sirve su urbanización. Hay quienes, por los mismos motivos, se atreve a llenar poco a poco su piscina con agua potable. Lo que hacen algunos es de una insensatez impresionante, es de una inconsciencia de libro guinnes. Cada vez, en los últimos años, llueve menos y las cuencas destinadas a recoger agua de lluvia, deshielo, etc. presentan un estado más lamentable, tienen porcentajes de agua mucho más inferiores, y cada día tenemos menores reservas de agua para el uso normal para vivir.
Tecnológicamente debemos avanzar para reutilizar las aguas consumidas, quizás es el momento para que dichas aguas se puedan tratar para su uso en el riego, por ejemplo. Viendo un mapa que ofrece el diario 20 Minutos, se puede observar que desde el centro hacia abajo de la península Ibérica, así como todo el Levante y hasta Cataluña, su capacidad de agua embalsada es inferior al 50%. Las zonas más desertizadas son Andalucía y Murcia, donde no se supera una capacidad del 30%. Es como si se extendiera el desierto africano, como si comenzara a coronar España desde el sur y hacia el Este. No deja de ser una situación alarmante que nuestras reservas de agua, en gran parte del territorio, sean inferiores al 50%, y es que no llueve.
De estos números y de la lamentable situación de sequía, los partidos políticos se arrojan tiestos a la cabeza con tal de herirse y que no puedan acudir a las elecciones, o lo hagan en peores condiciones. A ver si les votan menos, así que utilizan el comodín del gasto en infraestructuras para recoger aguas. Unos dicen que las Comunidades no han hecho uso del presupuesto que obra en su poder para tal fin, y los otros dicen que el Gobierno central no destina dinero para las citadas obras, ¿Quién dice la verdad, o solo son alternativas electorales aprovechando la cercanía de las elecciones? No obstante, el único sentido que debe tener hacer pantanos es para que cuando llueva, si lo hace, se pueda retener mayor cantidad de agua, de otro modo no se entiende. Una alternativa sería invertir en desalinizar agua de mar, ya que la Península se encuentra rodeada de agua salada. Ahí sí hay una cantidad importante de agua. Dicen que se necesita una cantidad grande de energía para desalinizar, pues que se anticipen implementando un sistema de conversión de energía a través de medios renovables o verdes para alimentar día y noche a las centrales desalinizadoras. Seguramente, como resultado, se obtengan grandes cantidades de sal, que se podrá vender a las factorías que se dedican a ese producto tan necesario en la conservación de alimentos y en el uso gastronómico.
A pesar de todo lo dicho, el gobierno andaluz dice que de seguir así, en octubre se comenzará a restringir el uso del agua potable. Tenemos una reserva inferior al 30%, y eso, para el Gobierno andaluz, no es suficiente para que las medidas urgentes ya estuvieran en vigor, pues como todo en esta puñetera sociedad se supedita, por muy urgente y peligrosa que pueda resultar para la población, a los negocios. Cómo restringir el más que razonable uso del agua cuando se disponen a vender plazas hoteleras, entradas a complejos acuáticos, campos de golf, y se va a abrir duchas de playas para turistas. No, hombre no, primero el negocio, que ya tendremos tiempo de morirnos de sed o no poder ducharnos, lavar, etc., para que los empresarios puedan ofrecer a sus clientes sus instalaciones con rendimiento al 100%, como si la luz roja de la alarma no hubiera saltado hace meses.
Seguiremos...
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