viernes, 24 de marzo de 2023

POCO NOS PASA

 


    El escrito de hoy trata de poner de manifiesto, que este Gobierno como cualquier otro, no acoge a los mejores sino a los que por años de militancia ya les toca ocupar un cargo. Es la impresión que da, atendiendo a las funciones del puesto, la formación de sus responsables, o la experiencia que atesoran, por lo general nula o mínima.  Casi todos, tengan la formación que tengan, tan solo han conocido el mundo del partido en el que han servido, la militancia, y así, poco a poco, han ido ocupando diversos puestos en la política hasta alcanzar el Gobierno de España.

    Algunos casos son más llamativos que otros, como que la Sra. Montero, con formación en Medicina y cirugía, ocupe el puesto de Ministra de Hacienda y Función pública. Como que Miguel Iceta con un bachiller, haya alcanzado la meta de pertenecer al Gobierno. Como que Yolanda Díaz, dicho de paso, que lo ha hecho formidablemente, sea la Ministra de Trabajo, cuando hay otra compañera, Raquel Sánchez licenciada en Derecho, con un master en Derecho del Trabajo y Seguridad Social. Esta misma ministra encajaría mejor que el economista José Luis Escrivá en la cartera de Inclusión, Seguridad Social y migración. Por otro lado, teniendo a la Sra. Montero (Medica y cirujana), se da el ministerio de sanidad a Carolina Darias, licenciada en Derecho. Como el caso del ministerio de agricultura, pesca y alimentación, a cargo de un licenciado en derecho, ¿acaso no hay nadie más afín a la materia, a los recursos primarios enumerados? Como el caso de la ministra Teresa Ribera en la cartera de Transición ecológica y reto demográfico. Esa señora es licenciada en derecho, vuelvo a preguntar lo mismo ¿no había nadie en toda España con estudios y experiencia en asuntos ecológicos y crecimiento de la población, más adecuado?. Como el caso de Margarita Robles, juez de profesión, a cargo de la cartera de Defensa, ¿Qué sabe esta señora de asuntos militares, defensa, geopolítica, guerra, etc.? O la última ocurrencia de poner de directora de la Guardia Civil a una señora periodista, siempre voy a tener que decir, generalizando, de formación, porque como he podido ver en la web oficial de La Moncloa, casi ninguno de los miembros del Gobierno sabe lo que es desempeñar un oficio fuera del ámbito de la política.

    Poco nos pasa, si los asuntos están en manos de gente tan desplazada de sus conocimientos, habilidades y ninguna experiencia para las funciones exigidas. Esto sucede en todos los gobiernos, no acceden los mejores a los cargos públicos, sino los que más años de militancia en sus partidos llevan. Los que caen mejor, los graciosos, los que se adaptan, los que acatan en silencio, los que mayores tragaderas han tenido durante su vida de militancia. A los que más favores deben en el partido, los que más se entregaron a la causa de sus partidos, pero ni así son ni serán los que más necesitamos los españoles para que nos representen o propongan soluciones. Ellos se amparan en que van a estar rodeados de cientos de asesores que nos cuestan una millonada, y ellos y ellas, solo prestan su imagen, la cara y la repetición de un discurso que le han preparado. Es por ello que cada acto está precedido por una tanda de preguntas que se pasan unos a otros para no quedarse en blanco ante las cámaras y ante la ciudadanía. Traen el trabajo aprendido de casa, memorizado para lanzarlo como un papagayo, ese es el sentido de la política actual con el reparto nefasto y, sin lógica alguna, de puestos millonarios.

    ¿Quiero decir con todo esto que este gobierno es fatal?, no, no quiero decir eso. Este gobierno es tan malo como cualquier otro de otro color, pues todos distribuyen los puestos por años de servicio, por caerse unos mejor que otros. La promoción siempre es interna, para los militantes, aunque en el exterior pudieran haber personas mucho mejor dispuestas y preparadas, eso no importa, ellos luchan por su causa, por la de sus partidos, por mantenerse en el poder cuanto más años mejor. La ciudadanía es solo un accidente circunstancial a la que se tiene verdaderamente en cuenta por intereses electoralistas cada cuatro años. Mientras las leyes no sean justas, mientras los políticos no se sometan a la soberanía y la democracia del pueblo. Mientras no haya independencia de poderes y la justicia siga brillando por su ausencia. La reacción ciudadana que corresponde es ignorarles. No ir a votar, dejar las urnas vacías.

    Seguiremos...

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