Antes no se conocía esta puesta en escena comercial, como mucho se llegaba a hacer fiestas en las azoteas, patios o garajes de algún amigo, y allí íbamos toda la vasca a beber un poco más de la cuenta, a fumar un poco más de lo normal y a intimar con las amigas y conocidas, si te dejaban. De un tocadiscos, discos y unas botellas, no pasaba la cosa, no había más puesta en escena, pero ahora se alquilan locales, algunas organizaciones venden entradas para macro fiestas de Halloween, se compran disfraces por miles, por millones, hay platos típicos para la ocasión, etc., todo un despliegue comercial dispuesto a hacer caja a costa de nuestros bolsillos para una fiesta que hace unos años ni nos iba ni nos venía, que nos han hecho ver que tiene una procedencia anglosajona o americana, pero que al buscar en Google, como siempre se hace, nos dice que el origen de Halloween se remonta a un festival pagano celebrado por los celtas, hace 2.000 años, llamado Sanhain. El festival tenía lugar en Reino Unido, Irlanda y noroeste de Francia, y se celebraba el 1 de noviembre para conmemorar el inicio del invierno y el fin de la cosecha.
Nos traen esta fiesta que celebraban otros, y nosotros que nos apuntamos a un bombardeo, y que solo celebraban, al menos los mayores, el día de los difuntos o de todos los santos, el 1 de noviembre, por aquello de los difuntos y la muerte, comenzamos a disfrazarnos para dar la imagen del horror: la sangre por la cara, los falsos cuchillos clavados en cualquier parte del cuerpo, preferentemente en cara, cuello o cabeza, para que se vea al primer golpe de vista. Se disfruta de mostrar el aspecto más macabro posible, hacen una fiesta de horror y el espanto, así que muchos tienen cuidado de que sus más pequeños no vean lo que es imposible no ver, todo esa atrocidad incomprensiblemente exhibida en la calle, en la casa y en las fiestas. Así que el esfuerzo de los padres es denodado para hacer comprender a sus pequeños que todo es de mentira, que están disfrazados con motivo de la fiesta del horror. Lo próximo será, si no está en periodo de gestación, la fiesta de los zombis, para eso ya nos han preparado con la serie de Walking Dead. Todo sucede de ese modo, nos van programando y después a por las carteras de cada uno de nosotros, seguimos en un país que no se pone en pie por seguir la moda y todo aquello que dictan los mercados. Falta fijar prioridades, y primero es conseguir una sociedad en la que todos podamos vivir de un modo digno, y para que ello sea posible todos debemos tener un puesto de trabajo y un salario adecuado que nos permita pagar nuestras facturas y alimentos, calzados y ropas. Solo cuando esto sea una realidad, y las inversiones principales se hagan en tecnología, investigación, adelanto y progreso, podremos y tendremos tiempo de divertirnos, pero es que sin ello, lo que tenemos es deuda, insatisfacción, pobreza, descontento y falta de futuro para las nuevas generaciones.
Disculpen por lo que diré ahora, pero creo es un golpe necesario para avanzar y evolucionar como humanidad, no podemos quedar adormecidos por estas invitaciones a la distracción y el atontamiento nuestro y de nuestros pequeños, hay algo más importante que los que se apuntan volando al jaleo festivo suelen olvidar, que no todo es aportar diversión a los pequeños, que es tanto o más importante educarles, que sepan comportarse, que no griten, que no entren montando en bicicletas o patinando en lugares cerrados no apropiados para esa práctica, que respeten a los demás pequeños, etc. Porque de la educación que les hayamos ofrecido y exigido, surgirá el adulto que respete las cosas ajenas, lo que es de todos, y sobre todo a las demás personas. Y de esto andamos flojitos.
Seguiremos...
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