Ayer mientras viajaba en coche llevaba la radio encendida, escuchaba La Ser, y dentro de la sección de economía en la que habla Javier Ruiz, comenzaron a referirse a los ciberataques que estaban sufriendo muchas compañías en el mundo, a las que les secuestraban todos los datos, vamos que se apoderaban de las compañías y les obligaban a cerrar si no pagaban el precio de la extorsión exigido. Aunque el pago se produjera, las empresas nunca tienen la certeza de que les vayan a devolver los datos robados o de que no les van a volver a hackear sus sistemas, sus bases de datos, etc., incluso llegaron a decir que se sabía que había empresas que habían puesto a la venta aplicaciones o software que posibilitaban el citado hackeo a las compañías. Hasta aquí todo me resultaba entendible, pero cuando comenzó a calificarle de nueva modalidad de negocio, los oídos empezaron a chirriarme, ¿Este hombre por qué utiliza ese término, porque le llama negocio, a lo que no deja de ser una acción delictiva?, ¿Por qué no se muestra más contundente, por qué no descalifica lo que están haciendo?, se me pasaba de todo por la cabeza, porque lo repetía una y otra vez, y cada vez me volvían a chirriar los oídos.
Hablaba de empresas organizadas para cometer este tipo de delito, aunque el periodista seguía llamándole negocio, nueva línea de negocio. Empresas de hackers, como si se supiera de ellas, hablaba con cierta familiaridad o cercanía, y no quiero decir con ello que Javier Ruiz tuviera nada que ver con esos estafadores y delincuentes, con esa acción criminal llevada a cabo contra empresas públicas y privadas, sino por la amabilidad de la noticia y el tratamiento que le estaba dando. Se conocían cifras que recaudaban anualmente, hablaba de dos billones de euros, mencionó que igualaba al PIB de tres países, ¿Veis?, se sabía demasiado de gente que no se encuentra, gente que opera desde un agujero, todo me chocaba. ¿Por qué se le presuponía eran empresas especializadas en ciberdelincuencia? ¿Cómo se llegaba a conocer las cifras que ganaban anualmente? ¿Dónde están, por qué no les detienen con el daño que están ocasionando? ¿Cuánta responsabilidad tienen los Estados y sus cuerpos de seguridad si son incapaces de dar con esos delincuentes? ¿Por qué no tienen los Estados a los mejores en materia de ciberseguridad para evitar que se salgan con las suyas, y desestabilicen la normal marcha de las empresas públicas y privadas? Te asaltan cantidad de dudas, me sucede como con la entrada de drogas, y la aparente libertad con la que la mueven. Dudas de si hay otros intereses cercanos al poder, o de si es una nueva forma de exprimir a la ciudadanía a través de estos atracos, supuestas autorías de terceros.
El mundo está como para fiarse del que tienes enfrente, como se suele decir: hasta el más tonto te hace relojes suizos. Hay un grupo minoritario manteniendo una lucha por el dinero, dispuesto a hacer lo que sea con tal de desplumarnos y, a su vez, de forrarse a nuestra costa. Es por ello que estar alerta ya no es suficiente, hay que contar con los mejores, hay que pagar a los mejores para evitar que nos entren por la puerta de atrás y nos vacíen el almacén. A su vez, la alarma ha de estar siempre activada, porque los yonquis del dinero abordarán en cualquier momento a los empleados públicos para ofrecerles mucho dinero a cambio de su cooperación para que traicionen a los sistemas informáticos y a los ciudadanos.
Siempre el problema es el mismo, la falta de integridad y de honestidad que exhiben, actualmente, las personas. Así como la avaricia de muchos.
Seguiremos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario