jueves, 7 de febrero de 2013

NUESTROS AMIGOS LOS PERROS


A nuestros amigos los perros, estos animales que tenemos la suerte de tener tan próximos, con los que convivir se hace tan hermoso y adorable. Va por ustedes, nuestros fieles amigos, llenos de bondad, que tan alegres se mostráis cuando veis a los dueños, un día y otro, olvidando las dificultades que ese día hubiereis tenido. Siempre nos recibís de buen humor y no nos abrazáis porque vuestra constitución no os lo permite, pues de seguro lo haríais; y seriáis los más felices sobre la Tierra.
No me equivoco al expresarme en estos términos, porque ustedes sois limpios de pensamientos, no como nosotros que filtramos y filtramos, además de tratar de actuar en nuestros propios intereses. Vuestra mirada es limpia como cristalina agua que desciende, en alegre alboroto, desde la cima de la montaña.
Se relacionáis desde el amor, desde la admiración al “amo”, a vuestro dueño, hacia aquel que os cuida, hacia los integrantes del hogar donde vivís, y a quienes os gusta seguir o acompañar en los paseos. Aunque a veces no os dispense el trato que os merecéis, ustedes se mostráis igual de agradecidos, perdonáis casi al instante nuestros errores.
También tenéis los detractores, aquellos que no os quieren, casi seguro son los que no os conocen, muy probablemente son aquellos que no tuvieron la oportunidad de convivir con vosotros, y por tanto, no han podido llegar a conoceros. Estas personas, no saben lo que dicen porque o bien no están abiertos a recibir del exterior, o bien no saben dar al exterior; y es una lastima como se pierdan la relación perro-hombre, de una fidelidad casi desconocida y nada comparable con las relaciones sociales y mediatizadas por los intereses o simplemente por la rivalidad del protagonismo.
Conocer a estos animales, convivir con ellos, tenerles cerca mucho tiempo, hablar con ellos, acariciarlos, quererlos, se convierte en una amistad que no se rompe más que por mor de una desgracia, pues los lazos de la relación son muy poderosos. No entiendo como hay personas capaces de tener un perro, un amigo como este, y pueden abandonarlo, dejar que pasen necesidades, estén expuestos a ser atropellados, debe ser salvaje el sentimiento de abandono que ha de sufrir un perro cuando se dan estas circunstancias. Él que esperaba que llegara el nuevo día solo para recibir a su dueño, para verle y demostrarle, una vez más con sus gestos de cuanto se alegraba de que estuviera allí junto a él.
Una llamada a la conciencia de cada uno de nosotros, una llamada a la responsabilidad para con nuestros animales de compañía, una petición de un esfuerzo por tratar de amar a nuestros animales, pues ellos ya nos aman y mucho, aunque nos hagan agujeros en el jardín, aunque hagan algunas tropelías que tal vez efectúan para reclamar nuestra atención o mayor dedicación. Probemos a entregarnos un poco más, como ellos hacen hacia nosotros.

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