martes, 6 de diciembre de 2022

DÍA DE LA CONSTITUCIÓN, NADA QUE CELEBRAR

 

                                                                  Imagen: abcblogs.abc.es

    Hoy festivo en España por el día de la Constitución, para mí nada que celebrar. Yo no celebro unas normas que usaron para que haya un rey y una casa real subvencionada y a todos nos convierta en sus súbditos. Yo no celebro unas normas que otorgan todo el poder a los políticos y diversas instituciones, en lugar de darselo a la ciudadanía, a la que solo dedican unas palabras bien sonantes, pero para contentarla, pues como hemos podido comprobar no somos los soberanos de nada y gozamos de los derechos que tengan a bien concedernos o recortarnos. Yo no celebro unas normas que los mismos políticos incumplen maniatando a la judicatura, imposibilitando la independencia de poderes y que haya justicia contra los corruptos, blanqueadores, malversadores y saqueadores en general del dinero público, o aquellos que han expoliado de algún modo las propiedades que nos pertenecían, así como las empresas estratégicas públicas. En definitiva, no celebro una constitución que prolonga un régimen anterior con disfraz de democracia, cuando no la hay y facilita que las Instituciones se conviertan en la cueva de Alí Babá y varios miles de ladrones. Yo no celebro una constitución que nos priva de interactuar a tiempo real en las decisiones a tomar que nos afectan, porque las autoridades le tengan pánico a los referéndums, o a habilitar un sistema moderno digital y transparente para que la ciudadanía pueda votar cada decisión a tomar y por la que podamos salir perjudicados.

    Yo no celebro una Constitución que, como dije antes, todos se la pasan por el forro y nadie cumple cuando no le conviene hacerlo, de ahí que el CGPJ lleve cuatro años sin renovar y aquí no sucede nada. No se les pone de patitas en la calle, no se les renueva por medio de una convocatoria de empleo para la población en general con formación de juez o fiscal y experiencia para ejercer la profesión. Todo porque los políticos en ese ejercicio de control y no dejar que haya independencia entre los diferentes poderes, quieren por fuerza nombrar a jueces y fiscales afines a sus partidos para que cuando les juzguen por sus fechorías, que son muchas, más de las que nos enteramos, salgan impunes, burlen a la justicia, y se burlen de la población, que es lo que llevan haciendo casi todo el tiempo en el que ocupan cargos públicos. Nos mienten y se burlan, sí, porque usar el nivel tan escaso de transparencia hacia la ciudadanía y engañarla, como hacen, es mentirnos y burlarse de nosotros, amén del atraco que cometen.

    Yo no celebro una Constitución que dice que somos todos iguales ante la ley, pero al mismo tiempo dice que el rey es inviolable, haga lo que haga, o los cargos públicos y políticos puedan estar aforados para eludir la acción de la ley en los términos en los que estaríamos involucrados los demás por acusaciones semejantes a las que los políticos cometen. La Constitución abole la pena de muerte, pero si unas decisiones, como un protocolo para impedir que reciban atención ciudadana de miles de ancianos en la Comunidad de Madrid en tiempo de pandemia ocasiona miles de muertos, queda totalmente y salvajemente impune, yo no tengo nada que celebrar de un Estado así, que se lava las manos ante hechos tan dramáticos. 

    Yo no celebro que seamos un Estado aconfesional, pero se vincule a una organización religiosa y la subvencione anualmente con once  mil millones de nuestro dinero, o que hayamos tenido un presidente del gobierno que les permitiera inmatricular bienes por dineros simbólicos, robándonos propiedades al conjunto de la población.

    Yo no tengo que celebrar una Constitución que dice que debemos sostener los gastos entre todos con igualdad y progresividad, al tiempo que permiten hacer ingeniería financiera a unos pocos, para que ganando más que nadie, tributen menos que nadie. Yo no celebro un día como este que en su norma nos da derecho a un trabajo, pero despilfarra en lugar de proyectar un país industrializado que alcance el pleno empleo. Nada que celebrar frente a unas normas que dicen garantizar la distribución equitativa de la renta, pero todos vemos como las empresas importantes cada día anuncian mayores beneficios, parece no afectarles cualquier crisis sino todo lo contrario, y la población cada día tiene menos poder adquisitivo por los mismos motivos que aquellos se enriquecen.

    Yo no celebro unas normas que vulneran los legisladores declarando estados excepcionales a conveniencia para convertirse de ejecutivo en legislativo a base de decretazos, e imponer los cambios que quieran y prefieran o les convengan, obligando a toda la ciudadanía a cumplir sus caprichos, incluso privándonos de derechos como ya sucedió en la pandemia, privándonos de libertad, dejándonos encerrados en los ochenta metros cuadrados de nuestras viviendas durante mes y medio.

 Yo no celebro una constitución que en el asunto de la sucesión real, es totalmente machista, pues el actual rey tenía una hermana mayor que debería haber sido la heredera a la corona. Por encima de ello, no creo oportuno ni democrático que se nos imponga a una persona no votada por el pueblo, sino impuesta por herencia de sangre y subvencionada por todos los españoles.

    Yo no tengo que celebrar un texto que impone una organización de cámaras con un montón de parásitos que tenemos que mantener con nuestro esfuerzo. Si seguimos, no acabamos, porque si se lee detenidamente la Constitución y sin apego patriótico de ningún tipo, se comprenderá que nos regimos por un texto que nos despoja a los ciudadanos de todo poder, y yo no lo apruebo ni celebro, llámemme anti constitucional, o como acostumbran llamar a todo el que se desmarca y piensa por sí mismo, rojo, o lo que quieran. Tan solo les diré que no soy una oveja que se deja mansamente llevar por la senda marcada por los que han usurpado el poder, y en rebaño.

    Seguiremos...

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