Un año más llegamos al final del calendario, el almanaque según los más viejos del lugar, y sentimos que es un momento diferente al resto de los días, a pesar de que tendrá veinticuatro horas como los demás, pero coincide el final del año anterior, una probable cena familiar, la programación televisiva distinta con campanadas, uvas y el cuerpo semidesnudo de una chica de turno, a la que no le importa ser el objeto de las miradas por su esplendor juvenil, digan lo que digan las feministas y todas las que critican la mujer objeto, etc., ella no tiene pudor en hacer el que cree es su trabajo, a pesar de todo.
Aún siendo un día tan señalado, hay cantidad de personas que tienen que trabajar, pues atienden servicios necesarios, o siguen ordenes de sus jefes que desean seguir haciendo caja, a ser posible, hasta altas horas de la noche. Esto tiene el mundo capitalista que muchos sustentan, como digo siempre, para comer y enriquecerse del esfuerzo de muchos otros. El dinero está para gastarlo y divertirse, solo que algunos tienen el concepto de que gastar no es lo apropiado, sino invertir, que para ellos vuelve a significar lo mismo que expresé hace un instante, poner dinero para que este se convierta en el doble o triple, cuanto más mejor, a costa de lo que sea, salud, privaciones y esfuerzos de otros, que además le han de estar agradecidos porque le da un puesto de trabajo y un salario ajustado.
Dejemos todo esto a un lado que es fin de año, una fiesta a la que deberíamos estar invitados todos y todas. Todas las personas en el mundo deberían tener posibles para preparar una cena adecuada y sin carencias de todo lo que corresponde poner en una comida familiar en estas fiestas. Cuando digo todas las personas, me refiero a todos los integrantes de la humanidad. Tenemos capacidad de recursos, dinero suficiente y demás cualidades para que todo transcurriera de un modo distinto. ¿Nos podemos imaginar por un instante un mundo en el que la gente coopera para que todos vivamos lo mejor posible, sin hambre, sin muertes innecesarias, sin guerras, sin corrupción, donde todos nos amemos, y a todos nos importe el bienestar de nuestros semejantes además del nuestro propio?
Un día el hombre despertará de este mal sueño y volverá a ser inteligente, entonces cambiarán las normas, verá el daño que se hace a sí mismo y al resto de los habitantes del Planeta. Comprenderá y tomará conciencia de su pertenencia al conjunto de la humanidad, y de que es imposible alcanzar la felicidad absoluta sin que los que nos acompañan en esta andadura lo sean también. Todo para todos es mucho más razonable y menos egoísta. La humanidad necesita dar el salto, elevar su nivel en valores humanos para vivir mejor. El cambio no es posible si no cambiamos nosotros, cada uno tiene cuidar de sus actos y tener siempre presente a los demás, para evitar que las repercusiones de sus actos produzcan daños a los otros. Así que vayamos a por un año nuevo 2023, dispuestos a abrazar a la humanidad y desearnos todo lo bueno que nos merezcamos, brindando toda la colaboración que otros pudieran necesitar. FELIZ FIN DE AÑO 2022 Y UN MARAVILLOSO AÑO 2023 PARA TODA LA HUMANIDAD.
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