Como si de un partido de fútbol se tratase, los partidos políticos, tras el silbido del arbitro, han puesto en movimiento la pelota en busca de los votos de los electores para los próximos comicios. Solo hay que asomarse a las redes sociales para apreciarlo, los de un lado y los de otro han intensificado las descalificaciones hacia los contrarios. Habrán entendido que es hora de tratar de olvidar sus porquerías acentuando las de los demás, pero la ciudadanía sensata sabe que todos juegan en un terreno embarrado, opaco y corrupto. Parece que han dado orden a los de sus partidos para que desplieguen su mal hacer y decir por las redes, y lo hacen como inocentes angelitos libres de toda responsabilidad y culpa por sus años de traición, saqueo y corrupción de todo tipo: saqueo directo, saqueo indirecto, Adjudicaciones abultadas, comisiones cobradas, financiación ilegal, cajas B, Tarjetas Black, Jubilaciones apañadas en forma de EREs falsos, dinero robado que eran para prestaciones y ayudas a cursos de formación para desempleados, así como multitud de casos de corrupción, movidas ilegales de dinero por paraísos fiscales, blanqueo con ayuda de empresas falsas, papeles de Panamá y un largo etc. A todo ello habría que añadir la acción miserable de las cloacas del Estado con ayuda de excomisiarios, jueces, fiscales, Ministros de Interior, políticos varios, y un sin fin de medios de desinformación y manipulación masivos.
A pesar de todo, tienen la cara dura de presentarse como inmaculados políticos, transparentes, ¡y un jamón!, salvadores de la sociedad española a la que vienen robando y descapitalizando por medio de sus privatizaciones, años y años, décadas. El dinero público levanta empresas que fueron vendidas a amigos de políticos para que ellos hicieran fortuna con lo nuestro, con lo que era de todos, siendo empresas estratégicas como telefónica, empresas de electricidad, de combustibles como Campsa, aerolíneas como Aena, y todas esas privatizaciones de las que no nos enteramos que se producen continuamente en el seno de la sanidad, la educación, etc. Amén de las inmatriculaciones que el gracioso y dictador Aznar facilitó al clero sin consentimiento de la ciudadanía, tal como hizo al llevarnos a la guerra de Irak, engañándonos con aquella burda excusa de que había arsenales de armas de destrucción masiva, haciéndole el juego a los yankees.
No les importa toda esta mierda a la que nos exponen y con la que nos empobrecen, siguen en política, la justicia no hace nada por remediarlo. Los políticos la maniatan rompiendo la independencia de poderes por miedo a ser juzgados, por miedo a que les levanten las alfombras de la corrupción que yacen por todos los rincones de la Administración Pública e Instituciones del Estado. Pero nada parece sonrojar a estos sinvergüenzas que se atreven a dar lecciones de moralidad y ética al resto de los políticos y de los ciudadanos. Ellos aspiran a seguir recibiendo salarios millonarios y privilegios. Necesitan alcanzar puestos de poder para continuar mandando, diciendo cómo hemos de vivir los demás, pues como vimos en el encierro por la pandemia, todos en clausura menos el demócrata y chorizo de los sobres en B, que salía a la calle a caminar, burlandose del resto de la ciudadanía, y tampoco le pasó nada. Se libró de su corrupción, de la que permitió en su partido y en su gobierno, de toda la ramificación mafiosa y corrupta en que se convirtió el PP mientras él era el "jefe". Nada de eso parece a los ojos de la justicia ser suficiente para ajustarle las cuentas. No todos somos iguales ante la ley aunque así lo propugne la Constitución, ese texto obsoleto heredado del franquismo, y que muchos políticos, y casi todos los gobernantes se lo han saltado a pídola.
Tengan en cuenta que todos se quieren perpetuar en el poder y seguir disfrutando del chollo de enriquecerse en pocos años del dinero de todos nosotros.
Seguiremos...
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