Yo me pregunto por qué los políticos ven tan rentable el nicho de mercado de votos en el colectivo de okupas, tanto como para no legislar en contra de esta práctica invasiva de la propiedad privada. Si quieren proveer de techo a los que menos tienen y más necesitan, que inviertan en viviendas sociales de nueva construcción, que busquen la formula del pleno empleo, que eviten que los bancos suban los tipos de interés una vez se han firmado los préstamos. Que orquesten formas diferentes de hacer las cosas para que de verdad se favorezca a los más pobres, pero sobre todo, atinen con el mecanismo que impida que esa sea la estructura social: la diferencia de clases, y en su lugar apuesten por la igualdad, la fraternidad y la libertad.
Son continuos los casos de propietarios que son echados de sus propias casas por personas que las okupan ilegalmente, a los que tienen que abonar facturas de suministro de agua, gas y electricidad, sin que encuentren el amparo de las leyes y la justicia. Evidentemente, como punto de partida hago responsable a los políticos por proteger los derechos de los okupas por encima de los propietarios de las viviendas, tengan una, dos o veintitrés. Que Hacienda investigue de donde procede el dinero con el que se han adquirido las viviendas, están en su derecho de exigir su procedencia legal, en caso contrario denunciar, sancionar y hasta expropiarles las viviendas para destinarlas a uso social, en este caso creo lo entenderíamos todos.
Y hacer una ley para desokupar es bien sencillo, ya lo he expuesto en otras ocasiones, ahora lo repetiré resumidamente, tan solo hay que dar competencias a los cuerpos de seguridad para pedir documentos legales: Escrituras y contratos de alquiler (declarados, registrados en el pertinente organismo público) y devolver al instante la vivienda a su propietario, aquel que puso la denuncia de que le okuparon la vivienda de su propiedad. Y como posteriormente amenazan a los propietarios, que la policía les fiche y les advierta si los propietarios les llegaran a denunciar, con las correspondientes pruebas, evidentemente.
Si los políticos tuvieran voluntad de terminar con los problemas, acabarían con ellos con relativa facilidad. Lo que sucede es que no la hay, tratan de no molestar a ningún sector de potenciales votantes, y a todos tratan de contentar dándoles su sitio, aunque no les pertenezca.
Seguiremos...
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