Ayer supe de un par de bromas políticas de muy mal gusto, me refiero al nombramiento "Madrileño del año 2022", premio que recayó en la persona del escritor y tramposo con Hacienda, Mario Vargas Llosa, con una deuda contraída con esa Institución de 2,1 millones de euros. Cómo se le ocurre al alcalde de la ciudad de Madrid conceder un premio de ejemplaridad a alguien que no paga a Hacienda, en mi opinión lo hace porque entre ellos se entienden, se ven iguales, los que andan por el mundo aprovechándose de los demás y viviendo a costa de los demás, se hablan de tú a tú y se hacen amigos, además de ser delincuentes a los ojos de la ciudadanía que es a la que le cascan. Por qué no nombrar ciudadano ejemplar a Luis Roldán, al Dioni, a Rato, a M. Rajoy, a Bárcenas, a Griñán, a Chaves, etc. Estoy seguro que los políticos tienen estómago para eso y para más, la corrupción es su medio natural, en el que mejor se desenvuelven y no necesitan ni pinzas con la que cerrar las fosas nasales. Ellos no huelen su propia peste.
El aguante de Hacienda hacia los mangantes y morosos de alto rango social, es infinito. Si se tratase de la deuda de, supongamos, cuarenta o cincuenta euros de cualquier ciudadano con Hacienda, se le tira a la yugular, le amenaza de todas las formas inventadas por la perversidad del hombre, le embarga y termina cobrando, pero cuando se trata de "ilustres personajes", a la vez que siniestros y pésimos para una sociedad seria y cumplidora de sus obligaciones, Hacienda como las demás Instituciones comienzan a mirar hacia otro lado, dejando de aplicar el mismo rígido procedimiento que aplican a cualquier ciudadano. Es una broma de muy mal gusto y una vergüenza, pero ahí siguen, Almeida de alcalde de Madrid y Mario Vargas con su "merecido" premio o mención.
Ahora voy con la segunda broma que me sorprendió, aún más que la anterior, la Srta. Ayuso, Cruella de Vil, confesó por fin, que ella era la única responsable de las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid en tiempos de pandemia. O sea, que ella y su gobierno impusieron aquel protocolo por el que se seleccionaban aquellos ancianos que tenían derecho a ser atendidos sanitariamente, y aquellos otros a los que se les negaba la asistencia, resultando de tal discriminación nazi, que muchos de estos últimos fallecieran sin verles un médico, sin hospitalizarles y pudiendo haber salido adelante. Estamos en condiciones de decir que Ayuso y su gobierno dejaron a miles de mayores morir al privarles de un derecho que tiene la población, ser atendidos y medicados por parte de la sanidad pública de nuestro país, y en su caso por parte de los médicos y hospitales de esa Comunidad. Desde ahora, en mi mente, cuando escuche su nombre, veré a Cruella de Vil, la sádica que quería matar a todos los cachorros de dálmatas que pudiera para confeccionar un abrigo con su piel. Solo espero que la justicia, si es que queda algún resquicio de ella en España, funcione y haga su trabajo, porque nadie puede tener tantas muertes sobre sus espaldas y seguir como si nada hubiera sucedido. Ya la justicia ha mirado demasiado tiempo hacia otro lado: el préstamo sin pagar de su familia, los negocios turbios de su hermano en tiempo de pandemia, las compras disparatadas de mascarillas a precios alocados y abusivos por parte del Ayuntamiento y Comunidad de Madrid, ahora esto de la desatención de los mayores, que tantas muertes ha ocasionado, espero que la justicia despierte del letargo inducido por los políticos y dejen de prevaricar los jueces y fiscales.
Seguiremos...
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