Llamo políticas de la guerra, a gobernar sin poner límites a lo que se puede o no hacer con el objeto de frenar los conflictos bélicos, allá donde se propaguen. Lo malo del asunto es que detrás hay una potente industria del armamento que suele pagar a gobiernos para que promuevan tales conflictos en cualquier zona del mundo. Es frecuente que ciertas personas con cargo importante, o de peso, en esas industrias, accedan a puestos en defensa en gobiernos de ciertos países y, logicamente, trabajen para que las armas se vendan por millones. ¿Habrá algo más hipócrita que estar al timón de un gobierno y, en lugar de actuar para conseguir el bien de la gente, trabajar para fomentar la guerra y con ella la muerte? ¿Habrá algo más ruín, que hacer lo anterior más permitir que la industria de las armas se imponga a la paz en el mundo, destruyendo países, ciudades enteras y eliminando poblaciones, matando y matando? Sí, hay unos culpables, que son los que producen armas, alientan para que las guerras existan, como medio de vida y hacerse de abultados beneficios, así como los gobiernos colaboradores de este sucio negocio.
Los políticos debieran, por el bien general, estar totalmente en contra de ese tipo de industria, debieran por decreto cerrarlas todas y exigir su reconversión en otro tipo de industria. Igualmente por decretos urgentes, debieran exigir la eliminación de todas las armas que hay en el mundo, tanto en manos de militares, cuerpos de seguridad, particulares, etc. No podemos vivir pendiendo de un hilo, de que a alguien un poco más loco que el rival se atreva a dar un paso más hacia el abismo y nos mande a todos a tomar viento fresco, borrándonos del mapa, ¿alguien en su sano juicio desea esto para sí y su familia? Esta operación es casi un imposible con el grado de agresividad y desamor que muchos muestran, ¿cómo entender al líder norcoreano cuando lanza misiles contra el Planeta, que ya no voy a decir contra la tierra de este o aquel país, o cercano a alguno, provocándole?
La inteligencia ha sido desplazada por la maldad en un buen sector de la población cercana al poder. Piensan con las carteras y las cuentas bancarias, ignoran al resto de seres humanos, les importa una leche la humanidad y sus padecimientos. Otra caterva de individuos, como parásitos dañinos se lanzan contra la gente, aprovechando las circunstancias para hacer, también, por sus carteras y sus cuentas bancarias; son todos esos empresarios e industriales que suben sus precios sin contemplaciones, empeorando la vida de la gente e, igualmente, los gobernantes lo permiten, parecen gobernar para caer bien a aquellos. Sin embargo, bien que legislan para mantener al pueblo estabulado como si de un rebaño se tratase. Contra la gente no tienen reparo en gobernar para someterla e imponerle las condiciones de sumisión que crean oportunas. Lo hacen una y otra vez, abusan en tiempo de crisis o desestabilización, una desestabilización de la que son cómplices, pues hacen poco para que no tenga efectos los resultados que esperan los empresarios.
Es una llamada más a la cordura, si es que queda algo en el mundo, pero sobre todo entre los que ostentan poderes para poder cambiar el rumbo de la humanidad. Por lo contrario, vemos que esos poderosos, como si no fuera el asunto con ellos, nos conducen a todos, sino al abismo, sí hacia el terror, posiblemente con el fin de conseguir mayor docilidad y más fácil manipulación de las poblaciones. Primero crean la situación de horror generalizada, y posteriormente se erigirán como salvadores de todos nosotros. Creo es este el juego que se traen entre manos, además de conseguir todos los de arriba una buena tajada del trance que todos sufrimos mientras tanto.
Seguiremos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario