Artículo 14. Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Ese es el artículo 14 de la Constitución española, creo que ya expresa con total claridad que todos deberíamos ser iguales ante la ley y que a nadie se le puede discriminar por las diferentes tendencias que se indican y no voy a repetir. Por tanto, sobra, o no tiene cabida toda ese chiringuito montado alrededor del colectivo LGTBI y no sé cuantas siglas más, porque parece que cada año le añaden algunas, tampoco todo el ruido perturbador de una ley trans redundante, pues todo queda dicho y recogido en el artículo anteriormente redactado. Cada uno, supuestamente, puede pensar, sentir o mostrarse como mejor le plazca y se le debe respetar y no discriminar, tener igualdad de oportunidades, etc. Todo estaba dicho, pero hay necesidad de hacerse notar y hay que montar un chiringuito alrededor de todo esto para llamar la atención y llagar al hartazgo de la sociedad, como si no tuviéramos cosas mucho más importantes para que todos lleguemos a vivir mejor, con ingresos dignos, con trabajo para todos y si es posible poniendo fin al latrocinio continuado que sufrimos de una parte del sector político.
Yo pienso que detrás de lo aparente subyace un interés electoral, como en casi todo lo que hacen los políticos. Se trata de captar la voluntad de un colectivo, que por lo que fuere es del interés de ciertas fuerzas políticas y legisla redundantemente a su favor, cuando ya todo estaba dicho y recogido en nuestras leyes. Es lo mismo que sucede con el ruido de la violencia de género, o machista, como gusta expresarse a algunas, con tal de cargar las tintas hacia un lado. Aspecto, igualmente, recogido en el código penal, ¿acaso alguien se piensa que agredir a otro o asesinarle, no estaba ya legislado con anterioridad a todo ese ruido feminista? Claro que lo estaba, y si alguien denunciaba a otra persona por haberle agredido, se celebraban juicios y se condenaba. Las condenas pueden gustar más o menos, la forma de interpretar las leyes siempre va a depender de los jueces, con las leyes que ya teníamos, así como con las nuevas que establezcan.
Otra cosa parecida sucede con el sexo y su enseñanza en la escuela. Yo creo que no es materia propia de una escuela, sino una parte de la educación que deben recibir de sus padres. Todo tiene su edad, y no creo sea lo más adecuado hablar de ciertas conductas más propias de adolescentes y adultos, a niños y niñas. Creo que alguien trata de revolucionar la sociedad, removiendo o sacando de lugar a la gente mayor, e inquietando e inculcando conocimientos impropios de ciertas edades. Pienso que ciertas exposiciones pueden desestabilizar a los pequeños y crearles inseguridad de sí mismo, incluso acarrearles trastornos de conducta y mentales. No sé qué se persigue con esta otra lucha de algunos, tal vez busquen una sociedad sin identidad personal y sexual, de individuos neutros en todos los sentidos. Máquinas orgánicas reseteadas, formateadas, a las que se les pueda introducir nuevos códigos, otras programaciones, con las que conseguir comportamientos controlados del interés de algunos. ¡Qué le importa a un niño o una niña que hay una forma de satisfacerse sexualmente haciendo una felación! ¿Lo hacen para que vean normalizado lo que los seres depravados exigen a los pequeños le hagan cuando se acercan para abusar de ellos y ellas? Ya lo único que me falta pensar es que la Iglesia esté detrás de esta tendencia formativa en las aulas. No sería de extrañar, por "pantalones" sigue la religión en las aulas. Cuando la hay su nota cuenta, la programación de la secta continúa y el temor se enseña en las aulas.
El cambio de sexo y todas estas historias de comportamiento han sido bien acogidas por la sociedad, que se apresura a cubrir todos los gastos de la hormonación, cirugía, consultas de psicología, psiquiatría y lo que haga falta, como si fuera la mayor urgencia del mundo, cuando personas que se han comportado con otras tendencias han existido siempre, en todos los tiempos de la humanidad. Sin embargo, esta misma sociedad no socorre con igual premura a miles de personas descontentas con su cuerpo por otras necesidades o problemas. Algunos necesitan poder comer bien, pues la disposición de sus piezas dentales se aleja mucho de lo deseable, pero la sanidad pública alcanza a extraer piezas dentales y poco más. Algunas personas están muy descontentas con sus arrugas, su gordura, el tamaño de su pene, el de su pecho, etc., y se lo tienen que costear si pueden. En muchos casos parece un mero capricho, en otros es un verdadero suplicio que se sufre toda la vida.
Seguiremos...
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