Me refiero por tóxico a todo lo que se fabrica o se incluye en cualquier producto y nos hace mal. Tendría que titular algo así: Lo tóxico, nocivo, que nos hace daño, y a pesar de ello no es prohibido. Iba a resultar muy extenso, por lo que acordamos, ustedes y yo, que el "tóxico" empleado en el título engloba a todos los componentes que formando parte de cualquier fabricado industrial, a todos nos perjudica y solo deja beneficios a sus contaminadores, con el permiso de las autoridades correspondientes.
Se me ocurrió escribir sobre esto por una mención que hicieron en una emisora de radio, sobre el daño ocasionado por todos aquellos productos envasados en forma de spray, que contienen gases CFC, que repercutían negativamente en la atmósfera y a favor del cambio climático. Conforme iba escuchando me preguntaba: cómo, sabiendo de sus repercusiones negativas para asegurarnos un Planeta más saludable para seguir habitándolo, se permite que se fabriquen y comercialicen dichos gases. Y como una cosa te lleva a otra, la mente es así de caprichosa, con igual argumentación o crítica, tómenlo como mejor les parezca, lo digo sin chulería, sino atendiendo a las diferentes interpretaciones que puedan hacer de lo que expongo; me abordan las decenas o cientos de ingredientes añadidos a alimentos, bebidas, cigarrillos, etc., que igualmente siendo nocivos o peligrosos, poco saludables y conducentes a que enfermemos, tampoco son prohibidos. Nadie vigila este extremo de nuestro bienestar, de nuestra salud. Dejan llenar las estanterías de productos que nos hacen enfermar lentamente hasta causarnos enfermedades serias, con tal de hacer caja unos y cobrar impuestos otros. Comprendo que algunos de los productos si no se consumieran con tanta frecuencia pasaría inadvertido, tal vez, pero lo que es indudable es que meter al cuerpo sustancias ajenas, artificiales, difíciles de eliminar, con repercusión continúa sobre nuestra salud, alteran nuestro metabolismo, nuestras defensas, y esto hace que aparezcan cada día más alergias alimentarias, más diabetes, más enfermedades cardiovasculares, más enfermedades nerviosas, mentales, etc. Con la venia de sus señorías estamos obligados a consumir sustancias indeseables casi con cada bocado que nos llevamos a la boca.
Otro bloque que no puede quedar al margen de los resultados negativos y nocivos para la salud, son los tratamientos o continuas pulverizaciones a los cultivos. Que nadie crea que todo el producto tóxico rociado en las plantaciones va a quedar allí, el viento eleva gran parte de lo que se rocía y pasa al aire que todos respiramos. Igual sucede con los humos de los cigarrillos, de los tubos de escapes de los coches, de las chimeneas de las fábricas, los vertidos contaminantes al suelo y a las aguas. Mucho del tóxico pasa a través de esos medios contaminados a los animales, a la cadena trófica y a nosotros como consumidores de esos animales. Lo saben y lo permiten, al más puro estilo genocida.
Volviendo al principio, qué hubiera costado y cuesta hacer las cosas bien, no ser negligentes para tu propia especia y demás seres vivos. Por qué tipo de intereses se siguen permitiendo todas estas prácticas peligrosas para la vida. ¿Quién mandan, los gobiernos, o todos esos empresarios desaprensivos? ¿Se persigue y se procura la salud de la ciudadanía, o solo que algunos hagan caja?, porque esto último es lo más palpable. ¿Por qué se venden de esa manera tan deleznable nuestros gobernantes y se arrodillan ante esas empresas, aún a costa de la salud de la población? Cojan el toro por los cuernos, ustedes conocen los productos que se añaden a los alimentos, por poner un ejemplo, aquellos que dañan la salud de la gente, legislen para impedir que sigan adulterándolos. Todos viviremos mejor y ahorraremos una buena partida en sanidad, que podrá destinarse a otros menesteres.
Seguiremos...
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