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Acabo de escuchar en radio a alguien que presentaba una aplicación para poder pagar las propinas. El sentido que tenía tal aplicación, según él, era que como cada día es más habitual pagar con tarjeta las consumiciones o servicios, se pudiera abonar dichas propinas a los que nos atienden, pues sin ellas sus ingresos quedan muy mermados, incluso que algunos viven de las propinas que representan una cantidad mayor a la del salario. Esto para mí es una vergüenza, estar obligado a dar la propina porque se esté dando una situación tan indigna como la que ese hombre exponía, y que la autoridad no medie para que no sea así, repito, es una vergüenza.
Los productos o servicios deben tener precios razonables para aportar al negocio una comodidad de permanencia y seguridad de continuidad de empleo para sus trabajadores, así como unos salarios que se deben regular adecuadamente para evitar los abusos y la indigencia. Precisamente, el sector de la hostelería no está muy bien visto, por exigir a sus trabajadores turnos interminables, que van mucho más allá de las horas por las que los empresarios dan de alta en Seguridad Social a sus empleados, si es que lo hacen, y por pagar salarios de miseria, que gustan de pactar por algunos euros la hora, siempre cantidades ridículas. Además el servicio es como es, porque tienen la mala costumbre de emplear a cualquiera que sea capaz de andar y llevar una bandeja en la mano. Hay que exigir algo más, al menos una formación para atender al público, y si no la tiene, hay que facilitársela por parte de la empresa con anterioridad a servir a los clientes. El servicio ha de ser de calidad y los salarios han de ser profesionales. Ya está bien de dineros que no llegan para nada y de jornadas que terminan a altas horas de la noche, o de cotizaciones fraudulentas. ¿Es que nadie vigila el aspecto laboral que se da en muchas empresas y, muy especialmente, en la hostelería?
Una vez resuelto lo dicho, que es como debiera ser, ningún cliente se tiene que ver obligado a un sobre coste de lo que consume, ni un empleado a desear las propinas como medio de vida porque su salario no le alcanza. Una vez más se pone de manifiesto la pillería, por llamarlo de un modo leve, el modus operandi de buena parte de los empresarios del sector. No tiene objeto la aplicación que anunciaban en la radio, y sí que la administración se ponga las pilas de una puñetera vez para acabar con el fraude laboral, con los contratos de conveniencia por pocas horas para salvar el empresario su carga de trabajo, pero que a ningún empleado resuelve nada. Y si se emplea por unas horas, que el empleado esté dado de alta en Seguridad Social por esas horas, tenga turnos solo de esas horas y no más. Al menos que se le paguen las horas extras reglamentadas, que creo nunca pueden ser en jornadas parciales, si no es por alguna emergencia imprevista, lo cual no se puede confundir con que la clientela acude de tal hora a tal hora, sino un accidente ocasional, una tragedia, una inundación, un fuego, etc.
Hay poco más que añadir, no se me ocurre más, creo que lo mollar del asunto ha quedado reflejado en lo escrito. Pero no quiero sentir la presión de tener que dar propina por tradición, por estar bien visto, cuando a veces no me atendieron bien, los productos no me agradaron, o los precios me parecieron abusivos. O sencillamente, ya pago por lo consumido y no quiero pagar nada más. Quiero que los empleados trabajen con agrado porque se sientan bien tratados por sus jefes y ganen lo que consideren justo con respecto al esfuerzo requerido.
Seguiremos...
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