En las cajetillas de tabaco hay rótulos que indican que el tabaco produce cáncer, que tiene no sé cuántas sustancias perjudiciales para la salud, o que fumar mata. La gente sigue comprando a diario cajetillas con estos mensajes o advertencias, su adicción es superior a su aprehensión y a su miedo a morir. La adicción les hace ignorar tan impactantes advertencias, sus vidas corren peligro con cada bocanada de humo tóxico inhalado, ingerido o respirado, un poco de todo se produce cuando alguien está fumando. Además, sin ser muy conscientes perjudican a todos cuantos estén cerca de los que estén fumando, su humo les llega y es respirado, aún sin ser fumador.
De nuevo no me queda más remedio que virar hacia los que gobiernan y los que legislan, tengo que reprocharles muy seriamente por permitir que los fabricantes de cigarrillos añadan sustancias nocivas, tóxicas, que hacen enfermar a las personas, y de que no les obliguen a poner en el mercado cigarros que no les hagan daño. Tendrían que eliminar la nicotina, el alquitrán y los cientos de sustancias dañinas que contienen sus productos. No se entiende que un Ministerio de la salud permita comercializar productos peligrosos para la salud de los ciudadanos. Lo mismo sucede con la cantidad de conservantes y demás sustancias añadidas a los alimentos, con los que adulteran propiedades de los mismos, modifican texturas, colores, sabores, olores, etc. Es inconcebible que haya organismos dispuestos a bajarse los pantalones para beneficio y satisfacción de los empresarios poderosos, en lugar de observar la salud de su gente y minimizar el riesgo para la misma, así como aminorar el gasto sanitario.
No se puede justificar la muerte, las obstrucciones pulmonares, las estrecheces en venas y arterias, los trombos, los infartos, los ictus, etc., provocados por el consumo de unos productos no controlados por el Ministerio de sanidad y consumo. La muerte y las enfermedades incurables no pueden estar en la agenda de los políticos con tal de hacer caja para sí mismos y para sus partidos. Hay que legislar con valentía y con una razón de peso como es la salud de la población, caiga quien caiga. Pero ya sabemos que los políticos nos venden al mejor postor, y que nuestras vidas no valen nada para ellos. Recaudan demasiado en impuestos por la venta del tabaco y las bebidas alcohólicas, así como por los combustibles, y no están dispuestos a renunciar a ello por la salud de la población. Son incapaces siquiera de proyectar un futuro mejor, autosuficiente, avanzado tecnológicamente y en investigación, si no pasa por seguir matando a la gente y endeudándonos hasta los ojos.
Seguiremos...
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