Lo fácil y directo, parece es lo que más cuesta llevar a cabo en el sistema burocrático en el que nos vemos inmersos por mandato imperativo de los que han gobernado y gobiernan. Los unos y los otros mantienen lo que ellos han dado en llamar reglas del juego, de su juego, claro está porque nunca contaron ni nos consultaron para establecer ninguna de esas reglas, y cuando hicieron un simulacro de consulta, ya tenían todo el pescado cocinado y aderezado a su gusto.
Las leyes son complicadas de entender, y para regular un asunto necesitan cien folios escritos en un lenguaje que ni los mismos jueces llegan a comprender, pues de lo contrario las leyes no se prestarían a diversas interpretaciones y ambigüedades. Casi podríamos decir, que una vez concluidas, las leyes no las entiende ni los que las hicieron... ¡Mira que es complejo un texto legal! Las leyes debieran estar escritas como siempre se ha dicho: "Para que cualquier abuela las pudiera comprender", pero eso parece no interesa, entonces podría hacer leyes cualquiera, eso sí, con sentido común, honestidad y objetividad. Estoy convencido que cualquier ciudadano es capaz de legislar mejor, de un modo más eficaz y eficiente que los políticos.
Lo que sería fácil y directo, gusta a ciertos personajes y estamentos de esta sociedad hacerlos complejos porque en ello va su ganancia, sea monetaria, sea judicial, signifique impunidad, y con todo ello sacar partido al embrollo mafioso que suele montarse alrededor de cada metedura de pata que suelen propinar los "salvadores de nuestra sociedad". Son muchos los que dicen trabajar para liberarnos de problemas y venidos a mejorar nuestras vidas, cuando lo único que mejoran son sus cuentas bancarias dentro y fuera del país, su popularidad y su predisposición para ser fichados por aquellos a los que beneficiaron mientras ocuparon un cargo público de cierto peso. Esta gente malvada y casi delincuente, se basan en el principio bien sabido por todos de: "A río revuelto, ganancia de pescadores". Por eso lo enredan todo, lo hacen complejo hasta ocultarlo de la vista de la ciudadanía. Lo fácil y directo estaría a la vista de todos, se podría atajar de inmediato, y eso no interesa a los que todo su negocio consiste en sangrar a las arcas públicas, perpetuarse en el poder para seguir chupando de nuestros impuestos y que pase el tiempo hasta encontrar su pensión dorada en el Consejo de alguna empresa que favoreció con continuas adjudicaciones, o de aquellas empresas rentables y públicas que puso en manos de ciertos amigos que ahora le devolverán el favor con la mencionada jubilación dorada.
Seguiremos...
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