jueves, 28 de septiembre de 2023

MEDICAMENTOS PARA RICOS

                                                           Imagen: www.pixnio.com

    Ayer vi un documental de la cadena DW sobre los medicamentos para el cáncer, y se me quedó la misma cara de tonto que cuando veo cómo suben los combustibles, los alimentos, las energías, etc., mientras los gobiernos hocican con lo que nos impongan los que solo piensan en hacer caja. Sabemos a ciencia cierta que los que gobiernan se deben a los del poder monetario y no a la ciudadanía, pero se producen situaciones de tal injusticia que una y otra vez se nos revuelven los intestinos ante tal bajeza.

    Los ricos tienen mayor probabilidad de sobrevivir a un cáncer porque ellos se podrán pagar los carísimos tratamientos. Ellos podrán acceder a lo último en técnica de modificación genética para convertir los linfocitos T extraídos previamente del paciente, en células CAR-T, que una vez de vuelta al cuerpo del enfermo ataquen únicamente a las células cancerígenas. Los linfocitos extraídos se remitían a una industria farmacéutica americana, que los devolvía al hospital donde estuvieran tratando a la persona enferma, evidentemente a un precio desorbitado que casi todas las empresas de sanidad privada se oponían a pagar si no conseguían un buen descuento. Es ahí, cuando se manifestaba el precio de la salud, el robo que suponen los medicamentos en casos graves y con gran riesgo para la vida de las personas, pues abusan de lo lindo ante la desesperación, cualquier tratamiento de estos podría llegar a costar hasta dos millones de euros. Y solo funcionaban bien en el veinte por ciento de las personas, podían sufrir graves efectos secundarios, otros podían curar, y alrededor de un cincuenta por ciento morían... ¡a pesar del elevado precio! Nada estaba garantizado, pero juegan con la desesperación para sacar la recortada.

    Un señor, que había sido director de una empresa farmacéutica llevaba cinco años padeciendo un cáncer y consumiendo varios medicamentos, mostró un bote de pastillas que eran específicamente para tratar el cáncer. Sabía de lo que hablaba por su experiencia laboral, conocía el coste de las pastillas, aproximadamente dos euros por pastilla, y las vendía el laboratorio que las fabricaba a razón de setecientos euros por pastilla... ¡No está nada mal! Es indecente cuanto menos, se amparan en el dinero que gastan en investigación, y ya con ese argumento dan las puñaladas sin sentir remordimientos. Otro directivo del comercio farmacéutico era entrevistado y se expresaba con chulería y frialdad, como si nada de aquello ni, siquiera la vida de las personas, le afectara lo más mínimo, era un hombre negocio, ¡Qué lastima haber llegado a este nivel de insensibilidad tan tremendo!

    Al principio del video se entrevista a un chico joven, casado, con hijos, sin capacidad económica, padecía un cáncer linfático, ya le habían sometido a varias terapias pero éstas fracasaban, así que tuvo conocimiento de esa de modificación celular y comenzó a interesarse, pero no tenía el dinero, a él le pidieron quinientos mil euros. Tuvo que reunir a toda la familia y que cada uno pusiera lo que pudiera, le hicieron una primera prueba, pero la industria que operaba dijo que la modificación había fallado, que no podrían tratarlo, que no esperara recibir las células CAR-T. Posteriormente, le ofrecieron hacerlo sin dinero, pero ya no le dio tiempo a recibir nada porque falleció. Probablemente, si desde primera hora hubiera sido alguien con dinero, y la industria hubiera fijado un precio más elevado, las células hubieran llegado y el paciente, con más o menos efectos secundarios, hubiera estado vivo.

    De todo esto, concluyo con que los gobiernos, que son a los que siempre culpo por ser, aparentemente los que tienen poder para cambiar cosas, si quisieran y no se dejaran sobornar, son los culpables de esos abusos, de esas muertes, de que los tratamientos lleguen a costar miles de veces el coste que tiene el producirlos; porque los Estados recaudan como para tener investigadores de primera, centros de trabajos públicos de primera, y alcanzar los mismos o parecidos resultados que son capaces de obtener investigadores privados. No lo hacen porque están enfocados en otro asunto ajeno a la salud y el bienestar de la ciudadanía. No hay nada privado que no pudiera ser público, pero no por expropiación sino por iniciativa propia, por creación propia para el bien general. No lo hacen porque están al servicio de los poderosos, en este caso, de la industria del medicamento.

    Seguiremos...

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