viernes, 1 de septiembre de 2023

LA ERA DEL RUIDO Y LA MALDAD

                                                            Imagen: Twitter.com/TEAFundación

    Tengo un amigo, un íntimo amigo de la infancia que procura salir lo menos posible de su casa, tan solo lo hace cuando tiene la necesidad de solventar algún asunto que no puede resolver desde su casa, con su móvil o su ordenador. Me dice que cada día ve que el comportamiento de la gente es más agresivo, más irrespetuoso, contiene menos valores, y que le ha hecho perder el interés por la gente en general, aunque no por sus amigos de verdad y algunos familiares. Se ha fabricado su pequeño mundo de contactos, rutina y trabajo, y dice que es donde encuentra la paz y donde se relaja. 

    Cada día me apetece más apartarme de la calle y de la gente, las relaciones son complicadas o es que hacemos poco esfuerzo por comprendernos. No digamos por respetarnos o liberarnos de nuestros propios intereses y, la clara intención de tratar de imponerlo al vecino. Las leyes no ayudan y la justicia menos aún. Todo se enrevesa de tal manera que no nos ponemos de acuerdo para casi nada, es como si fuéramos a perder nuestra identidad, hombría, orgullo, o yo qué sé... ¡Madre mía, cuánto nos cuesta caminar juntos, ser civilizados!

    El silencio es algo insoportable para muchos, tan solo hay que observar que no saben dar un paso si no les acompaña una estridente música que dejan escapar por las ventanillas entreabiertas de sus vehículos. Se pasean por las calles inundándolas de ruido, incordiando a diestro y siniestro, haciendo que la estridencia rebote en las fachadas de los edificios y en las lunas de cristal de los escaparates de las tiendas. Al paso, por un momento, saturan el espacio para los peatones y la misma calzada, y los que pasean tranquilamente se sobresaltan por el estruendo proveniente de los bafles descomunales que el conductor instaló en su vehículo.

    ¿Acaso no se da cuenta el autor de los ruidos que produce?, - Claro que sí es consciente de ello -, pero le importa un rábano lo que provoque en los demás, dirán: "Ande yo caliente, ríase la gente". Hay maldad en muchos individuos que actúan de este modo, y hay poco que hacer, pues ni la ley es lo clara y contundente que debiera ser, ni la policía tiene las competencias necesarias para atajar situaciones de poco civismo, ni los jueces y fiscales funcionan como la ciudadanía espera de ellos. Y claro, he dejado para el final, la guinda del pastel, la casta política, que conmigo siempre cobra, porque son los responsables de casi todo lo que sucede, pues son ellos los que tienen competencias para legislar adecuadamente, y no saben más que hacer chapuzas que sacan adelante con un montón de dinero público, y al final no solventan casi nada. 

    Cómo se ha de entender lo expuesto, pues que la situación es patética y, a veces, terrorífica o peligrosa. No merece la pena buscarse una condena de por vida, pero es que hay cantidad de animales sueltos con disfraz de personas que..., es preferible alejarse del mundanal ruido, como decían los místicos.

    Seguiremos...

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