Perder el tiempo es algo que casi todos hacemos en algunos momentos del día, aunque quiero resaltar dos modalidades de perder el tiempo, una es la adicción de los más jóvenes a los juegos online, y otra es el uso de las redes para estar criticando al partido que tu no votas. Los chavales están dejando horas de sus vidas en juegos de lucha contra monstruos, al tiempo que reciben "premios" por avanzar e ir aniquilando a los supuestos malos. Los mayores dejan horas de sus vidas en las redes sociales para hacer su protesta contra los políticos de los partidos a los que no votan, en una total ceguera que les impide reconocer la suciedad que también hay en los partidos que ellos votan.
Perder el tiempo, de cualquier forma es una insensatez, sobre todo si se convirtió en una adicción y tú dejaste de ser el dueño de ti mismo. Es una insensatez porque nuestro tiempo en esta existencia es limitado, tiene fecha de caducidad, algún día se acaba y no nos habrá dado lugar para todo lo que hubiéramos querido hacer, así que para qué seguir perdiendo nuestro valioso e irrepetible tiempo. Los juegos no nos van a solucionar la vida ni nos van a aportar algo importante para solventarla, igual sucede con las redes sociales, solo son entretenimientos, distracciones de lo que sí es fundamental, estar atentos, ser conscientes, estar presentes, crecer.
¿Cuántas cosas dejan los jóvenes de hacer porque les dedican horas y horas a jugar con sus ordenadores y teléfonos móviles? La misma pregunta cabe hacerla para los menos jóvenes que dejan horas y horas en una acción inútil de protesta contra los otros, cuando todos los otros y los que ellos defienden son la misma manta de desalmados, todos inmersos y defensores de un sistema mafioso y corrupto que todos prometieron o juraron defender a toda costa. Un sistema absurdo, dictatorial, opresor, que impone las condiciones unilaterales, de las que nunca se pide consenso a la ciudadanía, puesto que se entiende que una minoría de personas pueden decidir por la gran mayoría que compone la población española. Otros dirán que para eso la gente les vota y elige, pero los gobiernos no nos representan, se representan a sí mismos y a sus partidos. Sus acciones se encaminan para beneficiarles a ellos y no a la ciudadanía. Los privilegios y abultados sueldos, comisiones, dietas, regalos digitales, etc., son para ellos a cargo del dinero que es de todos. Gobernar endeudando cada día más a la población es despilfarrar y no tener idea de gestionar eficazmente, y mucho menos, con eficiencia, haciendo uso de la menor cantidad de recursos, de eso no entienden los señores clasistas de la política.
Así que no sigan perdiendo el tiempo y, sobre todo, traten de llegar a alcanzar una visión más objetiva que perciba la realidad de la trama, del oscurantismo, de la inexistente transparencia y hasta la delincuencia que alberga el proceder político en este país. No se dejen engañar por los vendedores de remedios divinos que todo lo curan. Ellos son parte del problema que sufre toda la población, trabajan para las élites del poder monetario, no para la ciudadanía, y toda su lucha es por perpetuarse en el poder, no por el pleno empleo, no por regular los precios que los usureros nos imponen en la cesta de la compra, en las gasolineras, en las tarifas de nuestras hipotecas, o en la compra de energía eléctrica. Los políticos son serviles a todas esas compañías, y esperan de ellas reconocimiento y hasta un puesto en sus consejos de administración el día en el que dejen la política activa. Lo mejor que debemos hacer con respecto a los políticos es ignorarles completamente, no hablar ni una palabra de ellos y ausentarnos de sus convocatorias electorales.
Seguiremos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario