jueves, 29 de septiembre de 2022

LA PRIVADA TAMPOCO VA

 

                                                            Imagen: www.fatimapriority.es

    Ayer intervenían a mi nuera con cirugía menor, ya le había anticipado su ginecólogo, de uno de esos seguros privados, que a lo sumo la intervención llevaría una media hora. Fue en el Hospital Fátima de Sevilla, sito en Avda. de la Palmera de esta ciudad. La citaron a las 18 h. y tanto ella como nuestro hijo nos pidieron que la lleváramos, así que a las 16:30 h. salimos de casa para recogerles a las 17 h. y llegar con tiempo a la hora que estaba citada. 

    A las 18 h. y algunos minutos, mi nuera se dirige al mostrador de recepción para recordar que estaba allí y que no la llamaban,  fueron pasando los minutos y las horas. Así sucedió hasta que la metieron en quirófano rondando las 21:15 h. Alrededor de las 21:50 h. salió el médico a informar que todo había ido bien, que la intervención había durado poco más de diez minutos, pero que pedía disculpas porque antes de nuestra nuera operó a otra persona y la intervención era más complicada. Esa fue su justificación, sin saber que ya en mostrador de recepción le habían dicho a mi nuera que llevaba retraso porque el cirujano había llegado tarde. Seguramente vendría de su otra media jornada en consulta pública o privada y se le habría alargado el asunto, o de una sobremesa que se prolongó igualmente, cualquiera sabe, pero el pato lo pagamos bien pagado, a pesar de que todo se desarrollaba por un seguro de salud privado, del que supuestamente se espera una mejor atención; al menos es lo que te venden todas esas empresas, políticos incluidos, cuyo deseo es privatizar la sanidad pública.

    Como ya se pueden imaginar, porque todos hemos pasado por algo similar en alguna ocasión, el médico dijo que aún tendríamos que esperar allí otra hora y media, porque la paciente pasaba a sala de despertar. Eso nos situaba alrededor de las 23:30 h. por la cuenta más rápida. Como nosotros los habíamos llevado y mis consuegros llegaron un poco después, nos dijeron que no esperáramos, que nos marcháramos mi mujer y yo, y la verdad, yo estaba de hospital hasta el gorro, además soy de biorritmo tempranero, ustedes saben, de levantarme temprano y acostarme temprano, así que se me sumaba un medio sueño terrible, el día ya estaba acabado para mí. Soy como las gallinas, anochece y ya me meto para el dormitorio, casi, casi. Eso sí, a las seis de la mañana ya estoy en danza, recogiendo la cocina del día anterior, tiro la basura, pongo de comer al perro, le cambio el agua, etc., ¡ah!, y trato de escribir algo para compartir en el blog.

    Conclusión del asunto, que a veces un seguro privado te puede hacer esperar tanto o más que si fueras atendido por la sanidad pública. También sabemos que los grandes medios, a la hora de las complicaciones, los tiene la sanidad pública, y que muchos centros privados, llegados a ese punto, remiten sus pacientes a la pública para que le hagan ciertas pruebas complejas o les atiendan con equipos especiales. Que no hay derecho que dispongan de tu tiempo, en concreto fueron más de tres horas de retraso, para una intervención que, según el doctor, duró unos diez minutos. Y si sabía que, habiendo llegado tarde, tenía una intervención compleja de otra persona, por qué no saca adelante la intervención sencilla y ya puede llevarse toda la tarde si quiere con ese otro paciente. 

    Seguiremos...

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