sábado, 24 de septiembre de 2022

EL MERCADO DE LA OPORTUNIDAD

 

                                                            Imagen: financialfood.es

    Siempre se ha hablado de la oferta y la demanda. Se ha establecido que a más oferta que demanda, los precios se deben contener, incluso bajar, pues las ventas son escasas. Al mismo tiempo, si la demanda es mayor a la oferta ocurre lo contrario, los precios se elevan. Pero yo creo que no es totalmente cierto que cuando la gente demande un producto, la demanda llegue a ser mayor que la capacidad de producir ese producto, sino que los productores y comerciantes viendo que los consumidores se inclinan por sus fabricados, en ese afán que tienen de obtener el mayor beneficio que les sea posible, suben descaradamente los precios de sus artículos. Quiero decir con esto que no hay justificación para esa subida de precios amparada en que se producen más ventas del producto que se trate. Seguramente el coste de la materia prima sigue siendo el mismo, no experimenta subida, además, casi siempre el productor tiene stock anterior a ese incremento de las ventas. Por lo tanto, está produciendo con el mismo coste anterior, sin embargo, sube los precios por el mero hecho que se vende más y, como dije  antes, hay una posibilidad de obtener mucho más beneficio como consecuencia de ese consumo disparado. La subida de precio tendría razón de ser cuando al empresario le hubieran subido los precios de la materia prima, de la energía, del transporte, los gastos de personal, etc. En estos casos sí tiene justificación que los precios, dentro de un orden, en la proporción debida a ese incremento que deba soportar, suban. Esto sería lo justo y sensato, pero como al mercado le gusta que se le llame "libre mercado", pues va por libre y creyendo que puede hacer lo que le apetezca con tal de vaciar los bolsillos de los consumidores.

    Los ejemplos de esta cultura del pelotazo son infinitos, algunos, casi todos, infames. Recientemente hemos tenido el abuso en las importaciones de material para protegernos en tiempo de la pandemia por COVID. El descabellado precio que establecieron en los primeros momentos de gran demanda de mascarillas y test. A nadie les costaba cinco o diez veces el valor real del coste, producirlas. Sin embargo, aparecieron cantidad de mediadores, supuestos importadores de esos materiales, muchas veces familiares o amigos de políticos conocidos, que hicieron la campaña y agarraron comisiones impensables de millones de euros. Toda esa sinvergonzonería, al fin, salía del bolsillo de los ciudadanos, que estábamos obligados a usar las mascarillas. O sea, las imponen y abusan de nuestras carteras, todo al mismo tiempo y sin protección alguna de los que gobiernan. También hemos padecido una o varias burbujas inmobiliarias, en las que los precios de las viviendas se iban por las nubes. Los bancos te daban préstamos casi sin garantías y todos podíamos acceder a ellos. Todos comprábamos pisos, casas, segundas viviendas en la playa. Todo estaba inflado artificialmente y los que lograron vender sus promociones se hicieron de oro. A otros muchos les pilló el tren, se subieron tarde, había exceso de viviendas en venta, no lograron vender, los precios comenzaron a bajar al pincharse la burbuja, no podían devolver los preśtamos a los bancos y la ruina se les vino encima. Mas recientemente sufrimos la cultura del pelotazo de las eléctricas, de las petroleras y de los intermediarios de los productos de alimentación. Al saberse que comercializan productos de primera necesidad, cualquier tema es aprovechado para elevar precios, ahora la guerra, ahora la pandemia. Sin embargo, los precios en origen no han subido, al menos en algunos de esos ciclos considerados como negativos, por ejemplo el coste del barril brent durante la pandemia se mantuvo por debajo de los precios que tenía años anteriores, bastante por debajo. Esa disminución del precio no repercutió en los consumidores, sin embargo a partir de enero de 2022 los precios experimentaron una subida para instalarse casi al doble del coste que venía teniendo, y la subida sí que no dudaron en repercutirla en nuestros bolsillos.

    Para finalizar, todos sabemos de la queja de los productores agrícolas y ganaderos, a los que les pagan sus productos por debajo, incluso, del coste de producirlos. Existe un abuso terrible que lo pagamos todos, excepto aquellos que están mediando, comprando a los productores y poniéndolos en los comercios a su venta. Los precios cada día son más elevados y con los salarios actuales, no se llega para poder adquirir los productos de calidad y necesarios para alimentarnos adecuadamente. Los gobernantes debieran no pasar tan de puntillas cuando hablan de la inflación existente, debieran estudiar a fondo qué está sucediendo, qué abusos se pueden estar cometiendo, quiénes los protagonizan y poner remedio al asunto, pues nos va la vida en ello, literalmente.

    Seguiremos...

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