Estamos hartos de criticar al Gobierno, pero hoy y sin que se acostumbren voy a lanzar un alegato a su favor. Es muy probable que no sea fácil gobernar y atender los miles de asuntos de un país que reclaman atención y soluciones varias. Yo soy el primero que he lanzado letras de un modo muy agresivo contra la gestión del gobierno. No tengo fe alguna en los políticos y así lo demuestro en cada uno de mis escritos, pero entiendo que gobernar ha de ser una tarea llena de complejidades. Con toda certeza se haga lo que se haga siempre habrá un sector de población que esté descontento con las decisiones tomadas. Además, es probable que la rigidez propia del sistema, sus normas, no permitan sacar demasiado los pies del plato y modificar el rumbo de un modo extraordinario. La prueba es que ya llevan gobernando PSOE y PP cincuenta años, sí, vale, si no era PP entonces, eran sus ascendientes, por darle un matiz familiar; y no logran hacer de España un país nórdico, no nos han convertido en Finlandia, pongamos por caso. Quiero decir que han de existir limites a la gestión, que impiden volver al país como si fuera un calcetín. Fondeamos en una pobreza media, sostenida, en la que la gente aguanta lo que le vayan echando, sin manifestarse seriamente contra el sistema y las decisiones políticas que son tomadas sin su consentimiento, a pesar de que le afectan.
Nunca había entrado en la web del Congreso en donde cuelgan las medidas tomadas en el Consejo de Ministros. Ayer supe de ello a través de un vídeo de Un abogado contra la demagogia, y he visto la cantidad de apartados en los que hay que tomar decisiones, así como la cantidad de millones que van para un lado y para otro. Cuando veo esto, menos entiendo que haya partidos que defiendan la bajada de impuestos, teniendo que emplear tanto dinero en miles de asuntos diversos. No obstante, no estoy justificando salida alguna de dinero que pudiera representar un abuso en el gasto, un derroche o un despilfarro. Se deben atender gastos o inversiones en asuntos necesarios para la mejora de la vida de la población, y se deben recortar gastos en asuntos superfluos, innecesarios o de escasa importancia para el bienestar de la gente. Supongo que todos los políticos, cuando se encuentran en cada legislatura en la casilla de salida, pensarán similar a lo expuesto, pero con el tiempo y el alegre movimiento de los fondos, la cosa se desvirtúa y los dineros desaparecen o se emplean en actividades caprichosas que nada o poco tienen que ver con ese bienestar, que ha de ser objetivo principal de una buena gobernación.
Como he dicho en otras ocasiones, se subvenciona a muchas organizaciones, asociaciones o instituciones que no debieran recibir dinero nuestro, que debieran sustentarse con el dinero de sus afines, feligreses o partidarios de que tal organización exista. También he dicho que la Administración pública está engordada, que hay más gente de la necesaria, y con frecuencia no la que se necesita, por conocimiento y méritos, sino que son los enchufados de nuestros políticos, de los de ahora y de los que tuvieron cargo público anteriormente. Cada uno va dejando su impronta en la Administración pública, que debemos pagar entre todos. Hay que reducir los salarios de los políticos y cargos públicos, se deben asemejar a los que perciben los trabajadores, siempre tengo la manía en estos tiempos de hablar de 2.000€ al mes, que hay cantidad de trabajadores que no los perciben. Considero es un sueldo decentito, dejémoslo ahí. Al final no es cuestión de imponer, pero sí de concienciarse y hay tantas cosas por modificar y por hacer, pero se ha de ser muy integro, honesto y cabal para ser capaz de abordarlas.
Seguiremos...
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