Los políticos con mando en plaza, situémonos más concretamente en los Ayuntamientos, o sea, aquellos que tienen cargo y poder dentro de los consistorios, parecen ser un colectivo que practica la desobediencia sin que nadie les dé un buen tirón de orejas. Hay más de quinientos ayuntamientos en España que no presentan sus cuentas anuales, sabiendo que la ley les obliga a hacerlo, al menos así fue en los últimos años; algunos llevan vulnerando la ley una década. Según he sabido, lo arreglan con una sanción de entre 600 y 900 euros, forma por la que su opacidad queda absuelta.
Por qué hay tanta benevolencia y tolerancia con los que mandan en los ayuntamientos, nunca la ley es igual para todos. Los gobernantes se la envainan, y lo mismo hacen los miembros enchufados del Tribunal de Cuenta. Los números no llegan, las cuentas se desconocen, la ley no se cumple, pero el tejido mafioso de la Institución española se torna opaco, secreto, oscuro y hasta negro; pudiendo pasar diez años sin que nadie ponga a nadie en el lugar que debe estar, como mínimo en su casa en lugar de presidir una institución que recauda y mueve dinero público sin ton ni son conocidos.
Ahora viene lo que para mí es más grave, pues refleja como siempre que las malas conductas o praxis de los políticos terminamos pagándolas los ciudadanos. La solución que dan algunos es que no se les hagan llegar los dineros públicos que por ley les correspondan, y con eso terminan. Al final, si a una localidad no llega el dinero que le corresponde por número de habitantes o propia idiosincrasia, perjudica al bienestar de su ciudadanía, retrasa su progreso, impide llevar a cabo infraestructuras necesarias, etc. Por qué no se sacan a los responsables de las cuentas en los ayuntamientos y se les deja sin empleo y sueldo para siempre por saltarse la ley. Esas personas no son dignas, ni honestas, ni serias, para estar al frente de una institución tan importante para una localidad.
Los políticos con cargos importantes y todos aquellos puestos a dedo en sus puestos nunca despiden a sus homólogos mafiosos, incumplidores y corruptos. No digo que en estos casos la sangre haya llegado a las mismas orillas, pero por ahí debe andar. La Administración Pública nunca tiene ese mismo grado de benevolencia con la ciudadanía cuando es incapaz de pagar impuestos, presentar su declaración de renta, o es requerido formalmente para que se persone aquí o allá, incluso existiendo motivos, en ocasiones, más que justificados. Los políticos fabrican y mantienen las cloacas.
Seguiremos...
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